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La muerte de un torturador

Pilar Estébanez, presidenta de la SEMHU y miembro de La ComunaPilar Estébanez

A principio del año 2012 comencé a colaborar con La Comuna. Yo no fui presa del franquismo, pero sí tuve familiares y amigos que lo fueron y sufrí persecución por mis actividades políticas, por lo que me sentía muy cercana a la lucha de La Comuna contra la impunidad del franquismo.

Uno de mis referentes era José María Galante, Chato, fallecido hace unas semanas. Chato fue torturado y encarcelado durante el franquismo por su lucha por las libertades. Los que tuvimos la inmensa suerte de conocer a Chato, de disfrutar de su amistad, nos hemos quedado más solos en estos días de confinamiento. Pocas personas he conocido yo con un alto nivel más alto de compromiso y de conciencia social.

Ayer falleció uno de los torturadores que Chato y otros miembros de La Comuna y de la Coordinadora Estatal de Apoyo a la Querella Argentina contra los crímenes del franquismo trataron de llevar ante los tribunales: Antonio González Pacheco, siniestramente conocido como Billy el Niño.

A Billy el Niño no se le pudo juzgar porque no hubo voluntad real de hacerlo. Tampoco se le llegaron a retirar los honores y prebendas recibidas durante el franquismo y después de la llegada de la democracia que suponían, entre otras cosas, recibir una pensión de cuantía elevada por supuestos méritos policiales. Méritos que consistieron en la represión de los luchadores por la democracia y por sus éxitos en la tortura de personas indefensas, esposadas, atemorizadas, a las que golpeaba con saña y a las que dejó, en muchos casos, secuelas que les acompañaron toda su vida.

Cuando empecé a colaborar, La Comuna estaba desplegando una gran actividad: se estaban presentando las querellas en Argentina por las torturas cometidas en España, ya que el Estado español se negó a juzgar esos crímenes. Esos procedimientos fueron instruidos por el juez Salvini en virtud del principio de Justicia Universal, que permite que cualquier Estado investigue crímenes de lesa humanidad cometido en otros países.

En el año 2013 se creó la Coordinadora Estatal de Apoyo a la Querella Argentina contra los crímenes del franquismo, con el objetivo de consolidar un movimiento social para que los responsables políticos y ejecutivos fueran juzgados. En estos años los avances han sido destacables en cuanto a número de querellas presentadas: casi 500, muchas de las cuales fueron interpuestas también en España. Se trataba de no dejar en el olvido esos crímenes ni en la impunidad a sus autores, como Billy El Niño.

Mucha gente ha celebrado la muerte de Billy en Niño. Otros muchos lamentamos que haya muerto en la impunidad, lo que constituye un fracaso de nuestra democracia.

Chato murió sin haber logrado llevar al banquillo al policía que le torturó. Sus amigos lamentamos que su torturador se haya ido de este mundo en la impunidad.

Nos queda el consuelo, sin embargo, de haberle ganado la batalla de la opinión pública. Gracias a la labor de La Comuna y de la Coordinadora Estatal de Apoyo a la Querella Argentina todo el mundo sabe quién fue Antonio González Pacheco, cuáles fueron sus «méritos» y que el gobierno tenía, al menos, la intención de revisar su expediente para retirarle las condecoraciones y los complementos a su pensión que cobraba por ellas.

Ha muerto un torturador, y así será recordado en la Historia. Su nombre, no lo olvidéis, era Antonio González Pacheco. Billy el Niño.

 

 

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Comentarios: 1

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  1. ¿Resulta imaginable que Adenauer hubiera condecodecorado a Joseph Mengele o alguno de los torturadores y asesinos de menor entidad de los campos de exterminio, o sencillamente nazi distinguidos?
    Pues una barbaridad comparable es lo que ha permitido la ejemplar Transición española con este torturador monstruoso y sádico que fue Billy el Niño
    Lo más grave es que hay Comisarios en activo a día de hoy que siguen ensalzando. ¿Para cuándo una depuración en estos cuerpos de seguridad?

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