Día Mundial de la Asistencia Humanitaria: 2017 peor que 2016

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Pilar Estébanez, doctora en Medicina y presidenta de la SEMHU

Pilar Estébanez Estébanez
Pilar Estébanez

Respecto del año pasado, la celebración hoy del Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, no nos ofrece un panorama mejor, ni podemos decir que se han llevado a cabo avances o mejoras. Más bien al contrario: los conflictos que se desarrollaban en 2016 continúan, han empeorado e incluso hay nuevos escenarios de violencia, hambre y desplazamientos de población.

Continúa la guerra de Siria, un país del que han huido más de cinco millones de personas, continúa la guerra en Irak, ha empeorado la guerra de Yemen con la aparición, como consecuencia de la destrucción de las infraestructuras, de una incontrolable epidemia de cólera, ha empeorado también el conflicto en Sudán del Sur y han aparecido nuevas crisis: Congo, República Centroafricana, Etiopía…

Según los datos de Naciones Unidas jamás hubo tantos desplazados: más de 65 millones a finales de 2016, con un aumento en un solo año de más de 10 millones. Habrá que ver las cifras a final de 2017, pero seguramente serán mayores.

También ha aumentado la mortalidad en el Mediterráneo, a pesar de los enormes esfuerzos de las organizaciones humanitarias para rescatar a quienes arriesgan sis vidas en frágiles embarcaciones para alcanzar Europa. El cambio de ruta, desde las islas griegas al Mediterráneo Central (ya han comenzado los intentos a través de una ruta cercana al Estrecho de Gibraltar), ha provocado el aumento de la mortalidad: más de 5.000 muertos en 2016, según datos oficiales, una media de 14 personas al día). La cifra, según los expertos, podría ser mucho mayor. Hasta el 30 de abril de 2017, se habían contabilizado más de 1.300 muertes.

Sin embargo, hay que agradecer a las organizaciones que rescatan náufragos, como Médicos Sin Fronteras, o Open Arms que hayan evitado miles de muertes. Ha habido días en los que han rescatado a más de 2.000 personas. Sin su acción podríamos estar hablando de una catástrofe sin precedentes en Europa. En la parte negativa, la cada vez más agresiva actitud de los gobiernos europeos contra algo que está contemplado en las leyes más antiguas: el socorro de náufragos o de personas en peligro de naufragio. Italia impide que sean descargados en sus puertos, y las autoridades europeas, en vez de ayudar, ponen obstáculos y amenazan a las ONG que hacen el trabajo que deberían hacer los Estados. Para colmo, organizaciones xenófobas han fletado un barco para acosar a los humanitarios que ponen en riesgo sus vidas para ayudar a los demás. Es incomprensible que Europa permita esto, que no es más que piratería, algo condenado por todas las leyes internacionales.

También ha sido un año negro para la seguridad de los cooperantes. Tan sólo en Sudán del Sur han muerto en lo que va de año 15 cooperantes. Van 127 en estos ocho meses del año, además de innumerables secuestros y heridos y decenas de violaciones. Hay zonas en las que no se puede trabajar ni atender a la población por falta de seguridad: Irak, Siria, Sudán del Sur, Congo, la República Centroafricana, Yemen… Desde 2016, se han bombardeado hospitales (Siria, Irak, Yemen) e instalaciones sanitarias, matando pacientes y personal médico y sanitario y destruyendo infraestructuras.

También ha sido un año negro para la población civil, convertida ya, claramente y sin tapujos, en objetivos militares en cada vez más conflictos.

Frente a estos datos negativos, algo positivo: la mejora de la formación y la organización de los equipos que tienen que intervenir en catástrofes, gracias a la iniciativa de la Organización Mundial de la Salud para exigir la acreditación de equipos, iniciativa que pretende mejorar la calidad de las intervenciones en este tipo de escenarios, y en la que ha colaborado activamente la Sociedad Española de Medicina Humanitaria.

No estamos para alegrías. Sin embargo nos queda la presión, el activismo, la denuncia, la sensibilización y la exigencia de que se cumplan las leyes internacionales que nuestros países han firmado y vulneran sistemáticamente. Nosotros seguiremos presionando, denunciando, trabajando. No permitiremos que por la inacción o el incumplimiento de las autoridades se eche por tierra tantos años de trabajo.

 

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