La batalla de Mosul: el destino de un millón de personas pendiente de un hilo
La ofensiva para arrebatar la ciudad al Califato podría comenzar el 19 de octubre Mosul, la segunda ciudad más grande de Irak, donde viven más de un millón de personas, será más pronto que tarde escenario de la batalla más grande contra el Estado Islámico, reducto de los islamistas desde 2014. Y promete convertirse en una pesadilla para las agencias internacionales y las organizaciones humanitarias que tratan de suministrar alimentos, agua y medicinas a su población. Si las agencias tuvieron serios problemas para atender a los 80.000 desplazados de Faluya, baste imaginar qué sucederá para atender a los centenares de miles de desplazados que se prevé abandonen la ciudad cuando comience la ofensiva.
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Explosión en Mosul, controlada por el Califato de Irak |
Para las organizaciones que trabajan en el país, Mosul será una pesadilla, mucho peor que Faluya. La única ventaja es que la huida masiva de la población de Faluya ha servido de lección para preparar, en la medida de lo posible, un flujo de refugiados al menos diez veces mayor. Previendo lo que podía pasar, la ONU solicitó 284 millones de dólares para prepararse, aunque de momento sólo se ha recibido la mitar, y se comprometiero otros 100 millones de dólares la pasada semana. Con ese dinero se están construyendo campamentos para los desplazados. ACNUR ha preparado alojamiento para más de 120.000 personas.
Turquía asegura que la ofensiva sobre Mosul comenzará el 19 de octubre, con lo que queda poco tiempo para los preparativos. Los expertos creen que no dará tiempo, si la batalla comienza en esta fecha. La ONU cree que se necesitará alojar al menos a 700.000 personas. Si fuera necesario, ACNUR cree que podrían disponer de 27.000 tiendas -cada una para una familia de seis personas-, aunque se necesitarían 38.000 tiendas. El gobierno irakí ha prometido otras 50.000 tiendas, aunque no se cuenta con ellas.
ACNUR asegura que los que se queden sin tiendas recibirán material para construirse alojamientos provisionales de emergencia.
Otro problema es el de conseguir terrenos para alojar a los desplazados. Muchos se dirigirán a zonas controladas por los kurdos que, de momento, no han asignado terrenos.
Otra preocupación es la seguridad de los campamentos que se instalen, porque hay temor de que entre los desplazados se infiltren miembros del Estado Islámico. También hay temor a que las milicias kurdas represalien a quienes consideren colaboradores del Estado Islámico, como sucedió tras la huida de Faluya.
Sin embargo, el mayor temor es para los civiles, familias que se verán atrapados en el fuego cruzado y que podrían ser usadas como escudos humanos. Huirán, además, literalmente con lo puesto, por lo que necesitarán de todo.
La parte positiva de esta pesadilla es que, al menos, las organizaciones humanitarias se están preparando.
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