Por Ahmed Ould Sid’Ahmed Aida y Brahim Ould Isselmou
Para Nanni Oueled Faghi y su nieto de 3 años de edad, Hibibi, el viaje desde su hogar en Léré, Malí, a la ciudad fronteriza de Fassala, Mauritania, ha sido largo y peligroso. Cuando llegaron a Mauritania, el niño sufría diarrea y desnutrición severa.
Las crisis han provocado un flujo bidireccional de personas entre Malí y Mauritania: los malienses escapando del conflicto armado y los pastores mauritanos que se dirigen a Mali con la esperanza de encontrar pastos para sus rebaños debilitados.
En esta complicada situación, muchas familias sufren grandes penalidades para sobrevivir. Por ejemplo, hasta que no llegaron a Fassala, donde el gobierno de Mauritania y Naciones Unidas ha establecido un campamento temporal para los malienses, la familia de Nanni Ouled Faghi, no pudieron recibir ayuda para la diarrea y la tos del pequeño. Tuvieron que escapar de su pueblo cuando éste fue atacado, y lograron subirse a un camión que les llevó finalmente a Fassala.
La Agencia de las Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR), UNICEF y otras organizaciones, respondieron rápidamente para proporcionar intervenciones que salvan vidas, incluidos los servicios de agua, higiene y nutrición. Hibibi ha recibido alimentos terapéuticos y cuidados médicos. Su abuela sufría anemia y una situación de fuerte estrés.
Afluencia de refugiados
Durante semanas, miles de refugiados han cruzado la frontera, y se están alojando en el campamento de M´bera, después de pasar, muchos, por el campamento provisional de Fassala.
UNICEF brinda una respuesta global e integrada que incluye agua, saneamiento e higiene (WASH), salud, y nutrición. Sin embargo, el transporte de suministros críticos a los campos de la capital, Nouakchott, dura tres días, porque hay que atravesar 1.500 kilómetros de desierto, a menudo sin carreteras.
Mauritania ha tenido que dividir sus recursos para hacer frente a esta crisis doble: por una parte atender a los refugiados que llegan de Mali: por otra parte, para atender a su propia población, duramente golpeada por la sequía y la inseguridad alimentaria.
Dos crisis, una solución
UNICEF y sus aliados están trabajando para asegurar una respuesta coordinada a las emergencias con los objetivos de evitar un mayor deterioro de la situación actual y, además, reforzar las comunidades para hacer frente a futuras crisis. Para poder lograr estos objetivos, se necesitan más recursos, que permitirán proporcionar ayuda a miles de niños en los campamentos y comunidades de acogida.
Traducido por ActualidadHumanitaria.com
{jcomments on}