Casi la mitad de los niños que viven en barrios donde hay maras no tienen acceso a la educación
La violencia endémica en Honduras y El Salvador, países donde las pandillas -maras- se han hecho las dueñas de barrios enteros, está provocando un altísimo porcentaje de abandono escolar. En los barrios donde esas pandillas están presentes, casi la mitad de los niños han dejado de ir a la escuela.
Muchos han dejado de ir por miedo, y otros obligados por las pandillas. Así, toda una generación de niños y niñas está en riesgo, según un estudio que ha realizado el Consejo Noruego de Refugiados (CNR), una de las ONG más grandes del mundo.
En el informe llamado «Una generación fuera de la escuela» se refleja las causas del abandono escolar en estos dos países. «Los niños de El Salvador y Honduras experimentan presión, intimidación, acoso sexual y abuso traumático por parte de grupos criminales. Ir andando a la escuela cada día supone un peligro e implica pasar por un territorio controlado por las pandillas».
Los grupos delictivos violentos también están presentes en las aulas y en los patios. Los miembros de las pandillas han logrado infiltrarse en las escuelas, donde obligan al menudeo de droga a otros menores, extorsionan a maestros y estudiantes, y llevar a cabo actividades de reclutamiento, vigilancia e inteligencia.
En algunas áreas, las familias son presionadas a pagar «impuestos de guerra» a estas bandas, lo que en muchos casos supone no disponer de dinero para pagar los uniformes o el material escolar. Muchas familias no se sienten seguras en sus hogares y la tendencia cada vez mayor es pensar en abandonar el país. De hecho, muchos de los que se unieron a la caravana de migrantes que trata de llegar a Estados Unidos tras recorrer Centroamérica y México, lo han hecho huyendo de las maras y para buscar un futuro mejor para sus hijos.