Los Premios Nobel de la Paz 2018, el médico Dennis Mukwege y la activista yazidí Nadia Murad hacen un llamamiento para que haya justicia para las víctimas de la violencia sexual en las guerras.
Los ganadores del Premio Nobel de la Paz de este año hicieron ayer un llamamiento, un día antes de recibir el Premio, a la búsqueda de la justicia para las víctimas de violencia sexual en conflictos en todo el mundo y a poner fin a la violación como un arma de guerra.
Denis Mukwege, un médico que ayuda a víctimas de violencia sexual en la República Democrática del Congo, y Nadia Murad, activista de los derechos de los yazidi y sobreviviente de la esclavitud sexual a la que fue sometida por el Estado Islámico, recibirán hoy el Premio Nobel de la Paz 2018 en Oslo.
Mukwege encabeza el Hospital Panzi en la ciudad de Bukavu, en el este del Congo. La clínica recibe a miles de mujeres cada año, muchas de las cuales requieren cirugía por violencia sexual.
Murad es defensora de la minoría yazidi en Irak y de los derechos de las mujeres refugiadas. Fue esclavizada y violada por combatientes del Estado Islámico en Mosul, Irak, en 2014.
Desde entonces Murad ha luchado para que Naciones Unidas creara un equipo de investigación para recopilar y preservar evidencia de actos del Estado Islámico en Irak que pueden ser crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad o genocidio.
El equipo comenzó su trabajo en agosto, un año después de que fuera aprobado por el Consejo de Seguridad de la ONU. Murad recordó ayer que hasta el momento nadie en Irak se ha enfrentado a la justicia por violar mujeres y niñas yazidi. Según explicó a los medios, más de 3.000 mujeres y niñas yazidi permanecen aún como cautivas sexuales de los combatientes del Estado Islámico. «Necesitamos que se haga justicia», afirmó. A pesar de los resultados hasta ahora, aseguró tener esperanzas. «Si no hubiera sido por nuestra campaña en los últimos cuatro años, no habríamos avanzado nada».
Su compañero premio Nobel, Mukwege, quien vive en el hospital Panzi y que con frecuencia recibe amenazas de muerte, dijo que la justicia debía incluirse en cualquier proceso de paz.
La Segunda Guerra del Congo, que mató a más de cinco millones de personas, terminó oficialmente en 2003, pero la violencia sigue siendo un problema en el país, donde las milicias atacan con frecuencia a civiles.
«Existe el derecho humanitario. Pedimos que se aplique de manera imparcial. Después de que terminara la guerra, hemos visto a los señores de la guerra llegar al gobierno. No ha habido justicia y la violencia continúa». Él cree que el Premio Nobel de la Paz ayudará, por su repercusión, a a llevar a los criminales ante la justicia. También cree que el Premio ayudará a que la Comunidad Internacional asuma sus responsabilidades respecto de la violencia sexual.