Más de 23.000 personas entraron en Bosnia-Herzegovina en 2018 para tratar de llegar a los países del norte. Unos 5.300 permanecen atrapados junto a la frontera de Croacia.
Las temperaturas pueden descender hasta los 15 grados bajo cero
Muchos están acampados en zonas donde aún hay minas anti-persona sin desactivar
Héctor Alonso
De las más de 23.000 personas migrantes que entraron en Europa este año y emplearon la vía de los Balcanes para tratar de llegar al Norte de Europa, unas 5.300 no lograron su propósito, y permanecen varados en Bosnia-Herzegovina, cerca de la frontera con Croacia. Su situación podría ser crítica dadas las bajas temperaturas que se alcanzarán en la zona y lo mal equipados que están para aguantar el invierno. Cruz Roja ha advertido del riesgo que sufren estos migrantes y el riesgo que esta situación supone para sus vidas.
Estas 5.300 personas quedaron atrapadas en Bosnia-Herzegovina tras el cierre de los pasos fronterizos entre este país y Croacia, que se niega a dejar entrar más migrantes, a pesar de que la intención de éstos no es quedarse en Croacia, sino tratar de llegar a Alemania. Sobreviven como pueden viviendo en tiendas de campaña en campamentos improvisados o en edificios abandonados que carecen de condiciones para soportar inviernos con temperaturas que caen hasta los 15 grados bajo cero.
La situación es tan alarmante que la Federación Internacional de la Cruz Roja (FICR) ha solicitado ayuda humanitaria para estos migrantes, que no puede limitarse a suministro de alimentos y tiendas de campaña. «A medida que bajen las temperaturas aumenta el riesgo de hipotermia. Sin ayuda no sabemos cuántos sobrevivirán al invierno», dice el director regional de la FICR, Simon Missiri.
De momento 3.000 personas reciben alimentos cada día de la Cruz Roja de Bosnia-Herzegovina, que también está distribuyendo sacos de dormir, mantas y ropa de abrigo, ya que muchos llegaron sin ropa de invierno. Más de 2.000 personas no reciben suministros con regularidad.
Campos de minas
Además de la falta de refugios adecuados, los migrantes se enfrentan a otro riesgo: los campos de minas aún activas. Bosnia-Herzegovina es el país de Europa donde más minas anti-persona permanecen aún sin desactivar. Para evitarlo se está proporcionando información sobre las zonas que podrían estar aún minadas.
Dada la situación, Cruz Roja advierte del desastre humanitario previsible y evitable que podría desencadenarse este invierno si no se toman medidas rápidamente.