Han quedado varados, sin poder entrar en Estados Unidos y sin apenas ayuda en una zona considerada como «peligrosa»
La organización Médicos Sin Fronteras (MSF) ha denunciado la situación en la que están viviendo miles de solicitantes de asilo y migrantes centroamericanos que trataban de llegar a Estados Unidos. Las medidas puestas en marcha por los gobiernos de Estados Unidos y México les han dejado varados, en una zona considerada como «peligrosa» y sin apenas acceso a servicios sanitarios o educativos.
Estados Unidos y México pusieron en marcha este verano una política por la que se limita el número de personas que pueden solicitar cada día asilo, que tiene que hacerse en los puestos fronterizos. Al ser un número limitado, cada vez más personas quedan fuera de los turnos, que se ven obligadas a vivir en áreas consideradas peligrosas y a merced de la delincuencia y los abusos.
Los escasos refugios que hay están abarrotados. En Reynosa, una ciudad fronteriza, hay un centro para 180 personas que actualmente acoge a más de 400, y esta situación se reproduce en los otros centros que hay en Laredo o Mexicali.
Lo que ven los miembros de MSF son hombres y mujeres solas, pero también familias completas que llegan a sitios donde no hay capacidad para atenderlas. Muchas de estas personas relatan las agresiones que han sufrido por el camino. El 33 por ciento han sido agredidos físicamente y el 19 por ciento habían sufrido violencia sexual.
Los que han quedado sin alojamiento están sufriendo extorsiones, asaltos o intentos de secuestro.
Intentarlo de nuevo
En cuanto a los migrantes obligados a salir de Estados Unidos, la mayoría quieren intentar regresar de nuevo. Muchos han dejado allí a sus familias y su trabajo. Todos cuentan las penalidades sufridas hasta ser expulsados de EEUU: detención en habitaciones que llaman «refrigeradores», abarrotadas de personas que habían sido separadas de sus familiares, incluidos niños.