Crisis humanitaria después de año y medio de enfrentamientos en el norte del país
Héctor Alonso
Más de un millón y medio de etíopes han huido de sus hogares en el norte del país desde que empezara, hace año y medio, una guerra que enfrenta al ejército con fuerzas separatistas en Tigray. Otros 60.000 etíopes han cruzado la frontera con Sudán para buscar refugio.
La situación es grave para 1,6 millones de personas, y ACNUR, la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados, ha solicitado 205 millones de dólares para proporcionarles ayuda vital.
Según los informes de ACNUR, se ha identificado violencia de género, graves violaciones de los derechos humanos e inseguridad alimentaria crítica. Los desplazados tampoco tienen acceso a la atención sanitaria o a la educación. A los desplazados etíopes dentro de su país se han sumado los refugiados eritreos que habían buscado refugio en Etiopía y cuyos campamentos han sido atacados.
Desde que comenzó la guerra la situación no ha hecho sino empeorar. Hace un año, el número de desplazados rondaba el millón. Ahora es de 1,6 millones.
Origen del conflicto
Los enfrentamientos comenzaron en noviembre de 2020, tras una ofensiva del gobierno contra el Frente de Liberación Popular de Tigray (FLPT), que gobierna en esa región del norte del país y pretende la independencia. El conflicto estuvo a punto de extenderse a otros países tras el ataque con cohetes del FLPT contra el aeropuerto de Asmara (Eritrea), que se produjo, según el FLPT, porque el ejército gubernamental de Etiopía estaba utilizando ese aeropuerto para atacar desde él las posiciones de los independentistas y destruir infraestructuras básicas, como una presa y algunas fábricas.
Etiopía y Eritrea estuvieron en guerra entre 1998 y el año 2000 y el FLPT era enemigo del gobierno eritreo. Desde el año 2000 se mantuvo una frágil paz, hasta que en 2018 llegó al poder el actual presidente de Etiopía, Abiy Ahmed, que firmó la paz e inició un período de buenas relaciones con Eritrea, Gracias al fin del conflicto recibió en 2019 el premio Nobel de la Paz.
Etiopía es el segundo país más poblado de África y la extensión del conflicto podría desestabilizar aún más una región ya de por sí inestable.