
Más de 28,3 millones de personas necesitarán asistencia humanitaria en 2023 y 17 millones sufrirán hambre aguda, entre ellos seis millones podrían caer en la hambruna
Las mujeres y las niñas, principales víctimas de la crisis, sin acceso a la educación y el trabajo
Héctor Alonso
Afganistán se enfrenta a una crisis humanitaria sin precedentes con un riesgo muy real de colapso sistémico y catástrofe humana. Además de costos humanos inimaginables, esta crisis humanitaria está revirtiendo muchos de los logros de los últimos 20 años, sobre todo en lo que respecta a los derechos de las mujeres. OCHA (OFicina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU) acaba de publicar el informe Afganistan Humanitarian Needs Overview 2023, en el que se analiza la situación y las necesidades del país desde el punto de vista humanitario y social.
Tras veinte años de guerra civil entre los talibanes y el ejército del país -en agosto de 2021-, el control de Afganistán por parte de los talibán se ha traducido en una grave crisis económica, inflación y elevación de los precios de los alimentos, un aumento enorme de la pobreza, el colapso de los sistemas de salud y la exclusión de la mitad de la población -mujeres y niñas- de la vida pública, en un ejercicio de discriminación y violencia contra las mujeres casi sin parangón. Esta situación de grave crisis está provocando hambre en zonas del país y riesgo de desnutrición.
Tras la victoria de los talibanes el país perdió la asistencia financiera directa internacional, que suponía el 75 por ciento del gasto público, lo que ha repercutido en el hundimiento de la sanidad y de otros sectores. La economía está paralizada, por lo que las familias han perdido sus medios de vida.
El país cuenta con 43 millones de habitantes, de los cuales el 49 por ciento son mujeres y niñas. También es uno de los países con población más joven (el 47 por ciento tienen menos de 15 años) y uno de los que más rápidamente crece de la región, con una tasa del 2,3 por ciento anual. Las políticas dirigidas por el gobierno actual, que dejan fuera a las mujeres del acceso a la educación y el trabajo, comprometerán el desarrollo de generaciones enteras de mujeres.
Necesidades enormes
Se prevé que a lo largo de este año al menos 28,3 millones de personas (dos tercios de la población) necesitarán asistencia humanitaria. La crisis ha provocado el aumento de la deuda de las familias, la sequía lleva ya tres años consecutivos -con cada vez más población sin acceso a agua potable- y además se han sucedido varios desastres naturales. Se calcula que al menos 17 millones de personas se enfrentarán al hambre aguda en 2023, entre ellos seis millones en niveles de hambruna, lo que supone una de las cifras más altas del mundo.
Vulnerabilidad de las mujeres y niñas
El otro factor principal de la necesidad humanitaria son las normas de género tradicionales y la cultura patriarcal que durante mucho tiempo han reforzado la discriminación contra las mujeres y las niñas en Afganistán, aumentando su vulnerabilidad y disminuyendo su capacidad para recuperarse de las conmociones, y dejándolas desproporcionadamente afectadas durante las crisis.
Múltiples estudios muestran que Afganistán es el peor lugar del mundo para ser una mujer o una niña, y la situación solo se está deteriorando desde que los talibanes tomaron el poder y continúan restringiendo por completo los derechos de las mujeres y las niñas. La restricción del disfrute de los derechos de las mujeres afganas es excepcionalmente grave. Las restricciones dirigidas a mujeres y niñas afectan muchas áreas de sus vidas, limitando su libertad de movimiento y su acceso a servicios esenciales y medios de subsistencia, con consecuencias económicas, sociales, físicas y psicológicas negativas.