La privatización de las vacunas aumenta la falta de acceso de la población rural y pobre
Héctor Alonso
La privatización de las vacunas en India está poniendo en riesgo la inmunización del segundo país más poblado del planeta y que está sufriendo, además, una ola brutal de contagios y fallecimientos por COVID-19.
En 114 de los distritos menos desarrollados de la India, que en conjunto albergan a unos 176 millones de personas, las autoridades han administrado solo 23 millones de dosis en total, mientras que en las zonas urbanas la campaña avanza con más rapidez.
Además, en las zonas urbanas se ha permitido la venta privada de vacunas para menores de 45 años, que se administran en hospitales privados, lo que está acentuando aún más la desigualdad en el acceso a la inmunización: en las nueve ciudades más grandes se administró un 16 por ciento más de dosis que en las zonas rurales, según datos de Thomson Reuters Foundation.
India solo ofrece vacunas gratuitas a personas vulnerables, trabajadores de salud y mayores de 45 años. El problema es que hay Estados en los que casi toda la población está clasificada como pobre y podrían quedarse sin acceso a las vacunas si todas se ceden a la iniciativa privada. Además, el sistema para inscribirse en la vacunación se hace a través de internet, lo que dificulta a mucha gente acceder al sistema.
En las zonas rurales, donde viven más de dos tercios de los 1.350 millones de indios, no se puede acceder a las vacunas privadas porque no están disponibles y sus habitantes, además, no pueden salir del distrito para acudir a las ciudades y pagar por la vacunación.
El gobierno, a pesar de estos datos, niega que exista inequidad en el acceso de los ciudadanos a las vacunas.
India ha administrado más de 222 millones de dosis desde que comenzó su campaña a mediados de enero. Solo China y Estados Unidos han administrado más, pero con la diferencia de que solo el 5 por ciento de los 959 millones de adultos indios ha recibido la pauta completa.
