- Más de la mitad de los países pobres no llegan al 10 por ciento de población vacunada
- Los cinco países más pobres solo han recibido dosis para vacunar a menos del 2 por ciento de su población
Héctor Alonso
Chad, República Democrática del Congo, Haití, Sudán del Sur y Yemen, cinco de los países más pobres del mundo, apenas han recibido vacunas contra la COVID-19. Con las recibidas hasta ahora no llegarán a inmunizar al dos por ciento de su población. Son el caso extremo en esta lucha injusta y desigual por inmunizar a la humanidad contra un virus que ha matado ya a más de cinco millones de personas, pero tampoco podemos brindar por la buena marcha de la vacunación en el resto del mundo: más de la mitad de los países pobres solo han recibido dosis para inmunizar a menos del 10 por ciento de sus habitantes.
Lentitud
La inmunización global está funcionando con lentitud. Hay países desarrollados que no están cumpliendo con las expectativas, como Estados Unidos, con solo el 58,7 por ciento de su población completamente inmunizada. En la Unión Europea hay países como Polonia con solo el 53 por ciento vacunado, Eslovaquia no llega al 50 por ciento y Rumanía, con el 35,6, es el país con el porcentaje más bajo. Bielorrusia, que tiene frontera con Polonia y donde se está desarrollando un grave conflicto migratorio, apenas ha inmunizado al 24,4 por ciento de su población. Mientras tanto hay países de otros continentes que solicitan vacunas y no las están recibiendo.
El mecanismo COVAX, creado para facilitar la entrega de vacunas a los países menos favorecidos, ha tardado en arrancar, y aunque ha acelerado el suministro de vacunas, apenas ha proporcionado el 5 por ciento de las vacunas usadas en el mundo -algo más de 330 millones de dosis- y reconoció el mes pasado que no cumpliría su objetivo de suministrar 2.000 millones de vacunas en 2021. Uno de los problemas derivados del fracaso de COVAX es que en muchos países los vacunados, además de ser un porcentaje muy pequeño, se han quedado a medias: o no han sido inmunizados con la segunda dosis, o esta ha llegado más tarde de lo previsto.
Excluidos
Además hay millones de personas que están quedando fuera de los planes de vacunación, como los desplazados, los refugiados, los solicitantes de asilo, los apátridas, ciertas minorías o las personas que viven en países en guerra.
Para tratar de poner orden y darle un impulso considerado vital para evitar la aparición de nuevas cepas, GAVI (Alianza para la Vacunación), una organización con sede en Ginebra y de la que forman parte la OMS, el Banco Mundial, UNICEF, fabricantes de vacunas y donantes privados, como la Fundación Bill y Melinda Gates, se ha asociado con IASC, el organismo que coordina a todas las Agencias de Naciones Unidas (PNUD, ACNUR, OCHA, UNICEF, FAO…). El objetivo es apoyar a COVAX para hacer llegar la vacuna a los países más pobres o que están sufriendo conflictos, y dentro de ellos a las personas más vulnerables y en los lugares más inaccesibles y, de paso, proporcionar a dichas comunidades alimentos, agua potable, refugio e inmunización frente a otras enfermedades, como sarampión, polio o difteria.
Los dos primeros países que recibirán este apoyo son Irán y Tailandia, que lo solicitaron y cumplen los criterios, como incluir a toda la población en el calendario vacunal, sin importar su estatuto legal. En el caso de Irán son desplazados, y en el caso de Tailandia personas especialmente vulnerables.
La nueva alianza formada por GAVI y el IASC calculan que hay 167 millones de personas en riesgo de ser excluidas de los planes de vacunación en los países en los que viven y ellos son el principal objetivo de esta iniciativa.
Hasta ahora cuatro fabricantes, Clover, Johnson & Johnson, Sinopharm y Sinovac, han acordado trabajar con COVAX y colaborarán con GAVI y IASC. Los responsables de esta iniciativa han solicitado al resto de laboratorios que elaboran vacunas que se sumen para que no quede nadie atrás. Como se ha dicho ya desde la ONU o como repiten los expertos constantemente, esta es una guerra que tenemos que ganar todos o los esfuerzos no habrán servido para nada.