aguas turbulentas
Aguas turbulentas
El Mediterráneo se convierte en una trampa mortal para los migrantes
IRIN
El impacto de la Operación Sofía, de la Unión Europea, por la que se destruyen los barcos de los contrabandistas, ha hecho que éstos usen botes neumáticos, mucho más baratos pero más frágiles, que llenan hasta los topes para maximizar beneficios. La fragilidad de estas embarcaciones, con exceso de pasajeros, y unido al cambio de rutas -ahora lo intentan por el Mediterráneo central-, está provocando un fuerte aumento de la mortalidad entre los que tratan de llegar a Europa, que se ha disparado desde un ahogamiento cada 410 inmigrantes que lo intentan hasta uno de cada 29 durante este verano. |
Bote neumático abarrotado de migrantes en el Mediterráneo
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“Los traficantes te dicen cuando consigues un barco que en tres horas estarás en Italia”. Sin embargo su bote, 24 horas después de haber salido de Libia, apenas se había alejado 12 millas de la costa. Ali sobrevivió, pero tres de sus amigos que lo habían intentado antes no lo consiguieron y se suman a los 2.726 migrantes que han perdido sus vidas en el trayecto entre el Norte de África e Italia en lo que va de año.
Durante los dos últimos años, los esfuerzos de búsqueda y rescate en el Mediterráneo central se han incrementado de manera significativa y, sin duda, han salvado incontables vidas. Tan sólo el pasado domingo la guardia costera italiana rescató a 1.100 migrantes de once embarcaciones diferentes. A pesar de este aumento de los rescates, en la primera mitad de 2016 ha aumentando el número de ahogados y desaparecidos en un 67 por ciento, según datos de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM).
Ruta letal
La gran mayoría de las muertes se producen en el Mediterráneo central, donde uno de cada 29 migrantes perdieron la vida al intentar el cruce entre enero y junio. La ruta del Mediterráneo Oriental, mucho más corta, tenía una tasa de un ahogado cada 410 migrantes que intentaban cruzarla.
Según los expertos, este enorme aumento de la mortalidad no se debe sólo a la mayor longitud de la ruta. Tiene que ver también con las estrategias cada vez más peligrosas de los contrabandistas para maximizar sus beneficios. La crisis que sufre Libia, principal puerto de salida de estas embarcaciones, ha hecho que mucha más gente, especialmente jóvenes, se estén sumando a la actividad de contrabandista porque se trata de un dinero “fácil”. Muchas casas de la costa libia están siendo convertidas en lugares para “almacenar” inmigrantes a la espera de una mar favorable.
Con mayor competencia, los precios han bajado. Hasta hace pocos meses, para cruzar el Mediterráneo en una embarcación “relativamente” abarrotada había que pagar 1.000 dólares. Ahora los precios han caído hasta los 200 o 300 dólares. Para maximizar beneficios, en cuanto hace buena mar los contrabandistas lanzan al agua cinco o incluso diez embarcaciones a la vez, y con muchos más pasajeros, lo que complica enormemente los esfuerzos de búsqueda y rescate y ha contribuido a que aumente el número de víctimas.
Por poner un ejemplo, el pasado 21 de agosto un buque de Médicos Sin Fronteras que estaba rescatando a los pasajeros de un barco de madera recibió una llamada de socorro de un bote hinchable abarrotado. Esta vez hubo suerte y a duras penas pudieron rescatar a todos, un total de 551 personas, pero pudieron fracasar en el intento.
Sobrecargados
No sólo se están lanzando más embarcaciones a la vez. Además, llevan más pasajeros. Las organizaciones de rescate dicen que antes encontraban 100 personas en un bote de goma y ahora encuentran 150 o 160 personas en botes del mismo tamaño, y además la mayoría sin chalecos salvavidas. Los contrabandistas comenzaron a usar botes inflables año pasado, cuando el suministro de los antiguos barcos de pesca de madera empezaron a escasear. La razón de esa escasez es la Operación Sofía, de la UE, por la que se destruyen los barcos capturados para que no vuelvan a ser utilizados. Ello ha llevado a que los contrabandistas usen botes de goma, mucho más baratos y frágiles, que importan desde Túnez. Esos barcos, con una capacidad máxima de diez personas, son utilizados para llevara a cien o ciento veinte personas.
A pesar de los riesgos, la demanda de los servicios de contrabandistas se ha mantenido alta, en parte porque muchas personas están ansiosas por escapar del caos de Libia. Durante su estancia en ese país, muchos migrantes, la mayoría subsaharianos, sufren malos tratos, torturas o encarcelamiento. De hecho, muchos de ellos ni siquiera tenían intención de llegar a Europa, sino que llegaron a Libia buscando trabajo.
Nuevas rutas
La OIM ha lanzado recientemente una campaña que utiliza a los migrantes que han hecho el viaje a Europa para advertir a los posibles migrantes de los peligros que encontrarán en Libia y sobre el riesgo de viajar por mar en esas condiciones.
El efecto es que los migrantes buscan nuevas rutas. Los eritreos, por ejemplo, están dirigiéndose a Egipto para intentar saltar desde allí a Europa. De hecho, las llegadas de embarcaciones a Italia procedenes de Egipto han aumentado del 10 por ciento al 15 por ciento. Sin embargo, esta ruta es aún más peligrosa por la mayor distancia, que puede hacer que una embarcación tarde diez días en recorrer la distancia. También porque está obligando a los equipos de rescate a aumentar el área de búsqueda, haciendo su labor más complicada.
Con nuevas rutas y un área cada vez más grande, el resultado no puede ser otro que un aumento de las muertes.
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