La Agencia de Socorro de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Medio (UNRWA) ha lanzado un llamamiento para obtener más de 800 millones de dólares para financiar sus programas de emergencia, de los cuales el 0 por ciento iría destinado a Siria y la otra mitad a los territorios palestinos ociupados (Gaza y Cisjordania). Con esos fondos se atenderían también a los más de 50.000 palestinos refugiados en Siria que huyeron a Líbano y Jordania por culpa de la guerra civil.
El Comisionado General de UNRWA, Pierre Krähenbühl, explicó en Ginebra que la mayoría de los refugiados palestinos en el territorio palestino ocupado y de Siria «confían en UNRWA para proporcionar ayuda que literalmente salve vidas, incluyendo comida, agua, refugio y asistencia médica. Nuestro llamamiento», dijo,
“nos permitirá seguir brindando la ayuda que tanto se necesita a los afectados por situaciones de emergencia cada vez más graves”. El alto funcionario recordó la situación financiera en la que ha quedado la Agencia por culpa de la reducción de fondos procedentes de Estados Unidos, que ponen en peligro los proyectos.
Tan sólo en Siria UNRWA está llegando a más de 400.000 refugiados palestinos brindándoles ayuda económica. También está proporcionando educación a más de 47.000 refugiados palestinos, además de apoyo psicosocial.
En Gaza, por culpa del bloqueo que lleva ya más de una década, la tasa de desempleo se mantiene entre las más altas del mundo: casi un millón de refugiados palestinos dependen de UNRWA para asistencia alimentaria de emergencia, diez veces más que en el año 2.000. Tres años y medio después de las hostilidades de 2014, que causaron una destrucción y pérdida de vidas sin precedentes, miles de familias de refugiados palestinos continúan desplazadas y aún no se han completado las reparaciones de más de cincuenta mil hogares.
La situación en Cisjordania, incluida Jerusalén Oriental, sigue siendo frágil. Los refugiados palestinos continúan experimentando condiciones socioeconómicas difíciles enraizadas en las políticas y prácticas relacionadas con la ocupación impuestas por las autoridades israelíes. Además de las continuas restricciones de movimiento y acceso y la demolición de refugios, los refugiados palestinos en Cisjordania experimentan altos niveles de inseguridad alimentaria.
