357.000 niños y niñas han quedado fuera del acceso a la educación, la salud y la protección en el último año al convertirse en desplazados
Más de 55.000 personas, de las cuales 28.600 son niños y niñas, se han visto obligadas a huir de sus hogares por culpa del aumento dramático de la violencia en la República Centroafricana. La ya de por sí precaria situación humanitaria y de seguridad en el país se ha deteriorado notablemente en los últimos meses, hasta provocar el desplazamiento interno de 687.000 personas, cerca de medio millón en lo que va de año. Más de 357.000 son niños y niñas que han perdido el acceso a la educación, la salud y la protección.
La directora regional de UNICEF ha afirmado, tras una visita de cinco días a la República Centroafricana, que “los niños son quienes están pagando el precio más alto por esta nueva oleada de violencia”. “El mundo no puede olvidarles”.
Más allá de los riesgos inmediatos de una mayor violencia, la situación de los niños en el país sigue siendo crítica. Un tercio de los niños actualmente no asisten a la escuela. Cerca de la mitad de ellos no están totalmente inmunizados y el 41% de los niños menores de cinco años padecen malnutrición crónica.
Al menos 2,5 millones de personas, incluidos 1,3 millones de niños, necesitan asistencia humanitaria urgente, pero los recursos son muy limitados. A fines de abril, solo se había financiado el 15% del llamamiento humanitario de UNICEF para 2018. Se necesitan 48 millones de dólares adicionales para poder garantizar las vidas de los niños y sus familias.
En 2017 ya se tuvo que atender un brote de polio en la cuenca del lago Chad, durante el cual fueron vacunados más de 800.000 niños menores de cinco años y se atendió por malnutrición aguda a más de 26.000 niños.
Otro de los problemas a los que se enfrenta la República Centroafricana es el reclutamiento de niños por milicias y grupos armados.