Un tercio de la población son refugiados o desplazados
Sudán del Sur se ha convertido en el país más peligroso del mundo para los trabajadores humanitarios
La situación de Sudán del Sur se está deteriorando rápidamente: millones de personas, una gran parte de la población del país, se están viendo afectadas por la guerra, la escasez de alimentos, la crisis económica y los desplazamientos masivos de casi la tercera parte de los habitantes del país.
Esta fue la descripción de la grave situación que vive el país que hizo ayer el presidente del Comité Internacional de Cruz Roja, Peter Maurer, durante la Reunión de Alto Nivel sobre Sudán del Sur convocada por la Asamblea General de las Naciones Unidas.
«A día de hoy la situación humanitaria en Sudán del Sur se está deteriorando rápidamente, prácticamente fuera de control. El número de personas afectadas llega a millones y comprende una proporción significativa de la población del país».
El presidente del CICR relató su visita durante el pasado mes al país, así como a Uganda, donde existen varios campos de refugiados de sur sudaneses, para supervisar las operaciones de Cruz Roja. «Lo que ví fue sufrimiento generalizado, agravado por el reciente recrudecimiento de los combates. Y me preocupa cada vez más las violaciones del derecho internacional humanitario por todas las partes y la brutalidad contra los civiles».
Entre esas violaciones del derecho internacional enumeró ataques indiscriminados, asesinatos selectivos, desapariciones forzadas, violación sistemática y otras formas de violencia sexual. «Estas son las realidades de la vida en Sudán del Sur, un país destrozado por la guerra», dijo.
La violencia contínua está causando desplazamientos masivos, desarraigando a casi un tercio de la población. Algunos huyen de por miedo, pero otros son obligados a abandonar sus hogares.
El temor es generalizado en el país y es imposible la vida cotidiana, explicó. Cada vez hay más necesidades médicas, heridos y además muchas instalaciones médicas están siendo atacadas, saqueadas y su personal médico y sanitario asesinado o intimidado por grupos y milicias armadas.
Por culpa de esta situación, Sudán del Sur «es uno de los lugares más peligrosos del mundo para los trabajadores humanitarios». Sin embargo, añadió Maurer, «no podemos aceptar que esto se convierta en algo normal o inevitable. Se trata de una violación del derecho internacional humanitario». Recientemente un trabajador del CICR fue asesinado en Sudán del Sur mientras distribuía ayuda humanitaria.
El presidente del CICR pidió a la comunidad internacional y a las potencias regionales que se pongan de acuerdo para resolver esta crisis, la única forma de acabar con el sufrimiento. «Sin un esfuerzo comprometido y decidido para reactivar el proceso político y un alto el fuego duradero, la situación humanitaria sólo continuará deteriorándose».
A los combatientes y fuerzas armadas de Sudán del Sur les pidió el fin de la impunidad de los ataques contra civiles y trabajadores humanitarios, de la violencia sexual y de los ataques contra instalaciones médicas y sanitarias.