Solo el 13 por ciento de las vacunas COVID-19 han ido a los países pobres

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Con las vacunas compradas en exceso por EEUU, Europa, Canadá y Reino Unido se podría vacunar a toda la población de los veinte países más pobres del mundo

Héctor Alonso

El 87 por ciento de las vacunas contra la COVID-19 entregadas hasta el momento han sido destinadas a los países ricos, mientras que los países pobres, donde vive la mayor parte de la población mundial, se han tenido que conformar con el 13 por ciento restante. Y ello a pesar de que las tasas de contagio y mortalidad están siendo superiores en los países con rentas más bajas, según un informe de la organización International Rescue Committee (IRC).

La situación es tan desigual que Estados Unidos, Canadá, la UE y Reino Unido han comprado por adelantado suficientes vacunas como para inmunizar a toda su población más de dos veces. Con ese exceso de dosis se podría vacunar a toda la población de más de 16 años de los veinte países más pobres del mundo.

Nadie vacunado

Algunos datos sobre la cobertura en los países pobres o en conflicto son desoladores: por ejemplo, en la República Democrática del Congo, Libia, Níger, Sudán del Sur o Camerún solo el 0,1 por ciento de sus ciudadanos han sido vacunados. Y hay varios países donde aún no se ha administrado ninguna dosis: Chad, Burkina Faso, Tanzania o el noroeste de Siria.

En otros países, también con muy bajas tasas de vacunación, se están extendiendo variantes del virus más contagiosas y mortales, lo que está provocando un fuerte aumento de los casos. En Tailandia los casos han aumentado en un 170 por ciento en el último mes. En Yemen y República Centroafricana en un 24 por ciento; en Irak, Camerún y Venezuela han aumentado en un 21 por ciento en un mes.

Los fallecimientos también se han disparado exponencialmente en el último mes: un 316 por ciento en Tailandia, un 32 por ciento en Venezuela o un 25 por ciento en Kenia, Camerún y Etiopía.

En países de renta media la letalidad está siendo muy elevada en comparación con la tasa mundial. Por ejemplo en México la tasa de letalidad es del 9 por ciento, mientras que la media mundial es del 2,1.

Los países de renta baja además se enfrentan a una altísima presión sobre sus sistemas de salud, de por sí débiles y deficitarios en todo tipo de recursos, lo que hace aumentar la mortalidad.

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