Se cuadruplican los casos de COVID-19 en un panorama de escasez de camas hospitalarias, tests, respiradores y agua
En Siria la pandemia por COVID-19 se encuentra fuera de control, con los casos cuadriplicados en los últimos dos meses y en medio de una enorme escasez y falta de medios para combatirlo. No hay camas hospitalarias suficientes, ni tests para detectar la enfermedad, equipos de respiración o agua potable, sobre todo en el noroeste del país.
El impacto de la pandemia ha obligado a los niños a abandonar la educación y muchos padres que han enfermado han perdido sus ingresos, por lo que a la enfermedad se está sumando la escasez de ingresos y de alimentos, y todo en un contexto en el que un gran porcentaje de la población son desplazados.
El número de casos confirmados supera los 40.000, con 1.355 muertes confirmadas oficialmente. Más de la mitad de los casos se localizan en el noroeste del país. Se da por seguro que las cifras de casos y fallecimientos están subestimadas, ya que no hay pruebas disponibles. Un dato especialmente preocupante es que el número de casos oficiales se ha cuadruplicado entre el 1 de noviembre y el 31 de diciembre, y solo hay 157 respiradores y 212 camas UCI en toda la región.
Según la organización Save the Children, que está trabajando en la zona, las cifras son mucho peores de lo que reflejan los datos oficiales. La dificultad de los desplazados para protegerse frente al virus es enorme: refugiados en campos abarrotados y sin posibilidad de aislamiento o de extremar las medidas de higiene.
Save the Children y otras organizaciones han pedido el cese de las hostilidades para que las familias puedan protegerse del virus y evitar su propagación, permitiendo así la intervención de los equipos de ayuda humanitaria y el acceso de los niños a la educación.
