El recrudecimiento de los combates en Idlib, Siria, ha provocado que cada día muera un niño, según un informe de la organización Save the Children. Desde diciembre, han muerto 36 niños y más de 300.000 personas se han visto desplazadas por los combates, dejando despoblados pueblos y ciudades de la zona.
Desde que comenzaron los combates en abril de 2019 se ha incrementado trágicamente el número de víctimas, incluyendo niños. Solo entre el 30 de abril y el 25 de julio murieron 90 niños en la zona. La sangría se detuvo con el alto el fuego que ese proclamó en agosto y que duró hasta diciembre.
Las temperaturas heladas y el clima húmedo e invernal exacerban las necesidades de los niños y las familias vulnerables. Cientos de personas duermen en las calles de Idlib por culpa de los bombardeos aéreos. Los combates terrestres han dejado desierta la ciudad de Maarat y las áreas circundantes. Mucha gente tiene que buscar refugio en mezquitas, almacenes y fábricas vacías o en granjas.
Por culpa del alto número de desplazados los doce campamentos de desplazados en el noroeste de Siria están saturados. La escasez de combustible para combatir el frío hace que las condiciones para las familias sean penosas.
