Casi un millón de civiles han huido de los combates y se refugian cerca de la frontera con Turquía
Héctor Alonso
El máximo responsable de ACNUR, la agencia de Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi, pidió ayer el fin de los combates en el noroeste de Siria para garantizar la seguridad de los desplazados -casi un millón de civiles, la mayoría mujeres y niños- que están buscando refugio en la zona cercana a la frontera con Turquía.
Los combates, lejos de ralentizarse, se están recrudeciendo, con la aviación rusa, aliada del gobierno sirio, bombardeando las ciudades controladas por los rebeldes sirios. Turquía, con su artillería, está apoyando a la facción contraria y bombardea posiciones del ejército sirio.
Ante este panorama el jefe de ACNUR ha pedido que los combates paren para permitir que los cientos de miles de civiles atrapados en la zona de guerra puedan buscar refugio.
El ejército sirio inició en diciembre, apoyado por Rusia, una ofensiva para acabar con los últimos bastiones rebeldes en las provincias de Idlib y Alepo. Si vencen podría ponerse fin a una guerra que se ha prolongado durante nueve años y que ha provocado más de cuatro millones de refugiados, la mayoría acogidos en los países vecinos.
Amenaza turca
El conflicto podría, sin embargo, complicarse. El presidente turco, Tayyip Erdogan, amenazó el miércoles con lanzar una operación militar contra el ejército sirio si éste no se retira de la zona. Ya ha concentrado tropas en la frontera y mantiene «puestos de observación» en territorio sirio. Turquía apoya a varias de las facciones rebeldes que combaten contra el ejército sirio.
Turquía y Rusia están manteniendo conversaciones. Rusia dice que Turquía debe retirarse de Idlib, donde tiene puestos de observación, pero Turquía se niega. Otra opción sería mantener patrullas conjuntas en la zona. Turquía tiene miedo de recibir otra avalancha de refugiados. Actualmente más de 3,5 millones de sirios están refugiados en Turquía y Erdogan dice no pueden acoger a más.
Mientras tanto cientos de miles de civiles se encuentran sin refugio seguro y en durísimas condiciones de vida en la zona fronteriza, donde las temperaturas están siendo muy bajas. Duermen al raso o en refugios improvisados, donde queman lo que encuentran para mantenerse calientes. La intención de ACNUR es que un alto el fuego permita atender a estos desplazados y buscarles un lugar seguro, lejos de los combates. En los últimos días más de 300 civiles han muerto en los bombardeos de las ciudades bajo control de los rebeldes, donde además se han destruido o dañado hospitales e instalaciones sanitarias.