Héctor Alonso
La cifra de desplazados en todo el mundo ha alcanzado un nuevo récord: 41,3 millones de personas en todo el mundo se han visto obligadas a abandonar sus hogares por la violencia en 2018. Tan solo diez países acumulan dos tercios de personas desplazadas de todo el mundo: Siria, Colombia, Somalia, República Democrática del Congo, Etiopía, Camerún, Nigeria, Yemen e Irak fueron los países donde más personas se convirtieron en desplazados durante 2018. Filipinas tuvo más de dos millones de desplazados por causas climáticas, pero se resolvió a corto plazo.
En comparación con los refugiados o solicitantes de asilo, los desplazados -personas que han abandonado sus lugares de residencia sin salir del país- no pueden reclamar protección internacional y en la mayoría de los casos tienen menos acceso a asistencia médica, refugio, educación o ayuda alimentaria.
Esta nueva cifra de desplazados es superior en un millón de personas a la registrada el año anterior debido a que las crisis son duraderas y se prolongan durante años. Según el Centro de Monitoreo de Desplazamientos Internos (CDMI), con sede en Ginebra, el fenómeno de los desplazados no resuelto puede derivar en refugiados, ya que esas personas pueden acabar optando por salir de su país al ver que su situación no se resuelve o por temor a que la violencia les alcance.
La cifra de refugiados registrados en 2017 fue de 25,4 millones de personas, y 3,1 millones de solicitantes de asilo, según datos de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Conflictos
Siria, la República Democrática del Congo, Etiopía, Camerún y Nigeria fueron los países que en 2018 contabilizaron más desplazados internos, todos por la violencia. Hay países, sin embargo, sobre los que no hay datos fiables, lo que podría incrementar la cifra considerablemente. Es el caso de Yemen, donde se calcula que un mínimo de 2,3 millones de personas se vieron obligadas a abandonar sus hogares en 2018, aunque el número podría ser mayor, según reconoce el CMDI.
Otro factor que empuja a la gente a huir son los desastres meteorológicos extremos, como los ciclones o las inundaciones. En 2018 17,2 millones de personas se convirtieron en desplazados por estas causas en Filipinas, China e India, aunque en la mayoría de los casos regresaron a sus hogares en un corto período de tiempo.
El aumento de las temperaturas y el cambio de patrones en las lluvias están provocando hambre en muchos lugares del mundo: destrucción de cosechas, falta de agua, muerte del ganado, cuya consecuencia inmediata es el aumento del número de desplazados. Según la Organización Meteorológica Mundial el aumento medio de las temperaturas están superando el objetivo global de limitar ese aumento a 2 grados o menos. La consecuencia será un aumento de los desastres relacionados con el clima y por tanto de los desplazamientos.
Un problema que ya está sucediendo y que se agudizará en el futuro es cómo gestionar la oleada de desplazados, millones de personas que buscan acomodo mayoritariamente en las ciudades, muchas de las cuales no están preparadas para tantos nuevos habitantes: proporcionarles saneamiento, agua potable, servicios, educación y sanidad es un reto que está superando la capacidad de ciudades como Daraa (Siria), Hodeidah (Yemen) o Trípoli (Libia).