Héctor Alonso
La interminable sequía que está sufriendo el Cuerno de África -Kenia, Somalia y Etiopía- está teniendo consecuencias directas en la seguridad de las mujeres y las niñas, que se manifiestan en un aumento de la violencia contra ellas, según un informe de la organización International Rescue Committee (IRC).
Después de cuatro temporadas de lluvia fallidas, que han provocado una fuerte recesión económica en la región y el desplazamiento de decenas de miles de personas en busca de agua y alimentos, los equipos de las organizaciones que trabajan en la zona están detectando un gran aumento de la violencia contra las mujeres y las niñas. La sequía obliga a las mujeres y niñas a desplazarse cada vez más lejos en busca de alimentos y agua para sus familias, lo que las está exponiendo a sufrir agresiones. De hecho, en el campo de refugiados de Hagadera en Kenia, el número de mujeres y niñas que denuncian casos de violencia casi se ha duplicado entre 2019 y 2021, al pasar de 198 agresiones denunciadas a 389.
Además, niños y niñas se están viendo obligados a abandonar la escuela para moverse con sus familias en busca de alimento y agua. Las niñas son más vulnerables y están más expuestas a posibles episodios de violencia. En la región etíope habitada por somalíes algunas escuelas han perdido prácticamente a todos sus alumnos.
Las cifras de las ONG demuestran ese aumento de las agresiones, pero hay que tener en cuenta que muchas de las agresiones de carácter sexual no se denuncian por miedo al estigma, por lo que los datos probablemente se quedan cortos, según Kurt Tjossem, vicepresidente del IRC para África Oriental. «Sabemos que la violencia contra las mujeres y las niñas no se denuncia por temor al estigma y estos datos no brindan una descripción completa de la prevalencia total. Las niñas, en particular, han abandonado la educación y la protección que recibían al estar en la escuela ya no existe, lo que significa que tienen más posibilidades de encontrarse con agresores”.