La ONU advierte de que si el virus se propaga el impacto en el país, devastado por la guerra civil, será «catastrófico»
Ya se ha confirmado el primer caso de COVID-19 en Yemen, un país muy debilitado por la guerra civil y con las infraestructuras sanitarias destruidas tras cinco años de guerra. El pasado viernes se confirmó que un hombre de 60 años de la zona de Hadhramout, controlada por el gobierno reconocido internacionalmente, había dado positivo tras un análisis.
El país se mantiene en un alto el fuego iniciado por Arabia Saudí para tratar de prevenir la extensión de la enfermedad y que en principio durará dos semanas.
El primer caso es un trabajador del puerto de Ash Shihr, aislado en un centro para mantener la cuarentena. Tras la confirmación del positivo el puerto ha sido cerrado durante una semana para ser desinfectado y los trabajadores han sido enviados a casa para que se aíslen durante dos semanas, según ha informado Reuters.
Para reforzar las medidas de aislamiento se ha impuesto el toque de queda a partir de las 18:00 horas.
Preocupante
Para Naciones Unidas la noticia de este primer caso confirmado es «preocupante». «Si el virus se propaga su impacto sería catastrófico», según ha declarado a Reuters la coordinadora humanitaria de la ONU Lise Grande. La población del país tiene una salud muy debilitada tras años de guerra privaciones, dos epidemias de cólera con más de dos millones de casos y las instalaciones de salud muy deterioradas y sin suficientes suministros. Tras cinco años de guerra solo funcionan la mitad de los hospitales del país y más de 18 millones de personas no tienen acceso a agua y saneamiento adecuados.
Ya han muerto más de 100.000 personas por la guerra y cerca del 80 por ciento de la población (24 millones de personas) dependen de la ayuda humanitaria.
Una de las medidas adoptadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha sido proporcionar 500 kits de pruebas al ministerio de Salud yemení y se han preparado 37 centros de salud como instalaciones de aislamiento de pacientes. El gobierno de Yemen ha pedido respiradores y tanques de oxígeno.
Conseguir que ambas facciones -el gobierno apoyado por Arabia Saudí y los rebeldes houtis, que controlan la mayoría de las ciudades- lleguen a un acuerdo para luchar contra el coronavirus y dispongan de material para luchar contra la enfermedad es el reto al que se enfrenta Naciones Unidas, que trata de establecer conversaciones entre ambos bandos.