Preparándose para el ébola en Goma, Congo

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Alertas y concienciados ante la posibilidad de que el ébola llegue a Goma, la ciudad más importante en el este de la República Democrática del Congo, la población ha dejado de practicar costumbres muy arraigadas, como estrecharse las manos o compartir los cascos para conducir alguna de las miles de pequeñas motocicletas que recorren las calles de la ciudad. En las esquinas se han instalado dispensadores para el lavado de manos y equipos de personal sanitario toman la temperatura y muestras de sangre a la gente atemorizada por el brote que ha matado a 43 personas en las últimas semanas.

Sin embargo, el temor es que los conflictos endémicos en la región pongan en peligro cualquier esfuerzo de contención de la enfermedad, que mató a más de 11.000 personas en la epidemia que asoló Sierra Leona y Liberia entre 2014 y 2016.

El brote sospechoso de matar a 43 personas se está extendiendo a través de las exuberantes tierras de cultivo en el este del Congo, donde los conflictos étnicos y militares amenazan con obstaculizar los esfuerzos de contención.

Goma, una ciudad de un millón de habitantes junto al lago que hace de frontera con Ruanda, está sólo a 350 kilómetros al sur del epicentro del brote, la ciudad de Mangina, en la provincia de Kivu Norte. De momento no se ha confirmado ningún caso, pero el virus ya se ha propagado a la vecina provincia de Ituri, y la cantidad de infectados aumenta cada día.

En la abarrotada zona comercial de Goma la gente no quiere correr riesgos. «No solo soy yo el que teme la aparición del Ébola. Toda la comunidad está asustada», dice el tendero Dany Mupenda. «Para protegernos, seguimos las normas de higiene».

UNICEF ha instalado puestos de lavado de manos por la ciudad y en las vías de entrada, muchas de cuyas calles están construidas sobre la roca de lava que quedó de la erupción del volcán Mount Nyiragongo en 2002. Los trabajadores de salud controlan las temperaturas de los residentes en lugares públicos y en la entrada de la ciudad. El hospital ha establecido un laboratorio móvil para probar casos sospechosos.

Estas precauciones se ha convertido en rutina en la RDC, que ha experimentado 10 brotes de Ébola que han matado a más de 900 personas desde que se descubrió el virus en el río Ébola en 1976. El ébola causa diarrea, vómitos y fiebre hemorrágica y puede transmitirse a través de los fluidos corporales. La epidemia de 2014-2016 causó la muerte de más de 11.300 personas en África Occidental.

Congo, un vasto y boscoso país, se ha convertido en un escenario para nuevos tratamientos, incluido el primer uso de vacunas que ayudó a contener un brote que se declaró en julio, días antes de que se descubriera el último brote.

Los residentes de Goma saben que los avances médicos significan poco si no se toman medidas simples sobre el terreno, que se aplican incluso en actividades cotidianas. Por ejemplo, los jugadores de baloncesto, un deporte muy popular, no se dan la mano al terminar el partido. Y los pasajeros de los populares moto-taxis se arriesgan a viajar sin casco, ya que los cascos pueden ser usados por múltiples pasajeros a lo largo del día y pueden acumular sudor y por tanto, el virus.

 

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