Pakistán es clave para evitar una crisis de refugiados afganos

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Muro construido en la frontera entre Turquía e Irán para impedir la llegada de refugiados afganos

Héctor Alonso

Cientos de miles de afganos están tratando de salir del país tras la culminarse la toma de Afganistán por los talibán. Tras el cierre de la operación de evacuación de civiles, la mayoría colaboradores de embajadas y ejércitos extranjeros, llevada a cabo por las fuerzas internacionales desde el aeropuerto de Kabul, las únicas opciones que tienen los que quieren escapar de los talibán pasan por atravesar las fronteras que separan el país con Pakistán -2.670 kilómetros- o con Irán -936 kilómetros-. 

Irán ya anunció que cerraría sus fronteras a los refugiados afganos en cuanto los talibán controlaron Kabul sin oposición. Actualmente viven allí 780.000 afganos, la mayoría llevan décadas -comenzaron a llegar cuando la URSS ocupó el país-. Después llegaron más refugiados cuando comenzó la guerra entre las facciones afganas -según Irán llegó a haber 4,5 millones de afganos en el país-. Entre 2012 y 2013 Irán deportó a la fuerza a casi 280.000 afganos. Los que viven actualmente allí tienen sus movimientos restringidos y solo pueden vivir en determinadas zonas del país. Casi la mitad son hazaras (chiítas), la misma confesión que la mayoría de los iraníes. El resto son tayikos, la mayoría sunitas, aunque también hay pashtunes. Desempeñan trabajos mal pagados y que los iraníes no quieren llevar a cabo, como basureros, sepultureros o trabajadores agrícolas. 

En Pakistán viven más de 1,4 millones de afganos según datos oficiales, aunque podrían ser hasta el doble porque muchos no están registrados. El gobierno de este país aseguró que cerraría sus fronteras a los afganos.

Turquía, por su parte, ha comenzado la construcción de un muro en su frontera con Irán, que medirá 295 kilómetros, para impedir la llegada a su territorio de afganos que logren entrar en Irán y pretendan llegar a Europa a través de su territorio o quedarse en Turquía, donde ya hay 300.000 refugiados afganos además de 4,5 millones de refugiados sirios.

Afganistán también tiene fronteras con Tayikistán -donde hay más de 6.000 refugiados afganos registrados-, Uzbekistán y Turkmenistán. La Unión Europea ha diseñado un plan de ayudas que podrían suponer 600 millones de euros para favorecer que esos países acojan a los refugiados afganos que pudieran llegar e impedir su trayecto hacia Europa, tal y como se hizo con Turquía durante la crisis de los refugiados sirios. La frontera entre Afganistán y China no es una opción: se trata de un estrecho pasillo en un área montañosa con alturas superiores a 4.000 metros.

Medio millón de nuevos desplazados

En este momento ACNUR calcula que hay más de medio millón de nuevos desplazados en el interior de Afganistán, muchos de los cuales tratarán de salir del país por donde puedan.

La operación de evacuación llevada a cabo por Estados Unidos y sus aliados logró sacar del país a 113.500 personas, y España va a tratar de evacuar al resto de colaboradores y sus familias que no dio tiempo a sacar tras la ocupación del aeropuerto por los talibán, quizás a través de Pakistán o cuando se abra el aeropuerto de Kabul a los vuelos comerciales. Los talibán han asegurado que no impedirán a nadie marcharse del país, pero es una incógnita si lo cumplirán.

La importancia de Pakistán

El papel de Pakistán es clave en esta posible crisis de refugiados. En sus centros coránicos se formaron los primeros talibán en los años 90, estudiantes refugiados que huyeron durante la época soviética y la relación entre el gobierno de Pakistán y los talibán es mejor en la realidad de lo que parece oficialmente -se ha escrito mucho sobre los vínculos entre los servicios secretos pakistaníes y los talibán-. Pakistán siempre ha querido ejercer control sobre su vecino y cliente: la mayor parte de las mercancías de primera necesidad que recibe Afganistán entran por la frontera pakistaní, desde hortalizas y arroz a cemento y materiales de construcción.

Pakistán fue también uno de los primeros países en reconocer a los talibán cuando ocuparon el gobierno tras la retirada de la Unión Soviética. Por esa buena relación entre los talibán y Pakistán y por la previsible llegada de cientos de miles de afganos a las fronteras pakistaníes, la Unión Europea inició conversaciones con el primer ministro de ese país días antes de la entrada triunfal de los talibán a Kabul, para tratar de gestionar y minimizar una posible oleada de refugiados cuyo destino podría ser Europa. 

Del resultado de estas conversaciones dependerá en buena parte que no se produzca una nueva crisis de refugiados. La oferta europea será, como ya lo fue durante la crisis siria, dinero, al margen de la acogida y reparto por Europa de los pocos miles de afganos colaboradores de los ejércitos, embajadas occidentales y organizaciones humanitarias que fueron evacuados con sus familias mientras el aeropuerto de Kabul permaneció abierto. 

Otro factor clave será el rumbo que tome el régimen talibán: si se llevan a cabo depuraciones masivas de los considerados opositores y de funcionarios y trabajadores vinculados a la ocupación estadounidense y se impide la educación de las mujeres, podríamos encontrarnos ante una nueva crisis de refugiados en la región.

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