La crisis política de Myanmar podría significar un desastre humanitario si se restringe el acceso a las organizaciones internacionales de ayuda humanitaria, según han denunciado organizaciones como el Consejo Noruego para los Refugiados, una de las ONG más grandes del mundo.
En el país hay un millón de personas vulnerables que podrían quedar sin ayuda. Antes del golpe de Estado, ya era difícil acceder a ciertas zonas del país, como Kayin, Rakhine, Kachin y Shan, y la región de Bago.
En el país aún permanecen miles de miembros de la etnia rohingya, a pesar del éxodo que llevó a más de 800.000 a huir al país vecino de Bangladesh, donde viven hacinados en campamentos de refugiados. Muchas ONG temen por la opacidad en la que ahora ha caído Myanmar, con la red social Facebook cortada para impedir la difusión de noticias o protestas. Esa red es el principal vehículo de comunicación del país, y era usada masivamente por ciudadanos y grupos de oposición. También, a través de ella, se distribuyeron mensajes de odio de líderes budistas contra la minoría rohingya, de religión musulmana..