Miles de niños migrantes centroamericanos se hacinan en los albergues de México

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Desde octubre del pasado año el número de niños migrantes que han llegado a México se ha duplicado

En algunos refugios hasta el 15 por ciento de sus ocupantes tienen síntomas de COVID-19

Héctor Alonso

Desde el mes de octubre del pasado año el número de niños migrantes que tratan de llegar desde Centroamérica a Estados Unidos se ha multiplicado. Actualmente, la capacidad de los albergues donde son internados en México, junto a otros migrantes, está sobrepasada, poniendo en riesgo su seguridad: muchos viajan solos, expuestos a todo tipo de abusos y violencia, y al menos el 15 por ciento de las personas que alojan esos albergues tienen síntomas de COVID-19, según un informe de Save the Children.

La mayoría de estos menores proceden de El Salvador, Guatemala y Honduras. Según datos del gobierno de Estados Unidos, solo en marzo se han identificado a 18.890 niños que lograron atravesar la frontera entre México y Estados Unidos. Entre enero y marzo 34.173 menores han sido identificados en la frontera entre ambos países. El cambio de la política estadounidense evita que sean expulsados, pero muchos han perdido a sus familias.

Según los responsables de Save the Children en México, ese viaje es cada vez más peligroso para los menores. También son peligrosos los albergues donde son internados en México. Muchos están saturados y algunos carecen de agua potable o alimentos, o incluso de medidas para evitar la COVID-19. Los niños que viajan solos son especialmente vulnerables en dichos refugios, donde están en riesgo de violencia, abuso sexual o explotación.

Los niños que han huido de sus países lo hacen para escapar de la pobreza, la violencia o los abusos, y de los últimos desastres climáticos, como los huracanes Iota y Eta, que arrasaron cultivos y dejaron a muchas familias sin ingresos. Otros tratan de reunirse con familiares que consiguieron llegar a Estados Unidos.

Las organizaciones internacionales piden a los gobiernos que protejan los derechos de estos menores y les garanticen su seguridad, ahora en peligro. El propio gobierno mexicano aprobó hace poco leyes para tratar de ofrecerles una mayor protección: no separar a los menores de sus familias, no detenerles y garantizarles alojamiento adecuado mientras se resuelve su situación. Sin embargo, en cuanto al alojamiento, las capacidades de los refugios puestos a disposición de los migrantes está viéndose sobrepasada. Las condiciones tampoco son las adecuadas en muchos de los refugios, y menos aún para los menores que viajan solos.

 

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