Los ataques de grupos armados provocan cientos de muertes y miles de desplazados
La población civil de la República Democrática del Congo (RDC) está sufriendo un aumento de la violencia por parte de grupos armados en las últimas semanas. Desde enero, según ACNUR, la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados, más de 200 civiles han sido asesinados por el grupo Fuerzas Democráticas Aliadas (ADF) en el noroeste del país. Estos ataques han provocado el desplazamiento de más de 40.000 personas, que han huido de la violencia.
En los últimos meses la ADF ha atacado al menos 25 aldeas, quemando casas y secuestrando a más de 70 personas. En 2020 más de 465 personas murieron a manos de esta guerrilla. Estos ataques son represalia por las operaciones militares, pero también se llevan a cabo para acaparar alimentos, medicinas o como venganza contra las comunidades, a las que acusan de informar al ejército.
La mayor parte de los desplazados son mujeres y niños, ya que los hombres se quedan para defender sus propiedades, lo que les convierte en objetivo de la guerrilla.
Las condiciones de los desplazados son deplorables, sin refugio, comida, agua o atención médica, situación agravada por la pandemia por COVID-19.
En la ciudad de Beni ya había más de 100.000 desplazados, a los que se han sumado los recién llegados, complicando la situación. El año pasado ACNUR construyó 43.000 refugios familiares, pero ahora no dispone de fondos para aumentar la ayuda. ACNUR calcula que necesitará al menos dos millones de dólares para reforzar sus programas de protección y ayuda a estos desplazados. El presupuesto con el que cuenta para aquella zona no cubre ni el 5,5 por ciento de las necesidades previstas.