Cómo las aplicaciones para teléfonos inteligentes pueden ayudar a rastrear los contactos con personas positivas a la enfermedad
La pandemia por COVID-19 ha desatado una carrera en el desarrollo de aplicaciones para los móviles inteligentes, que ayudarían en el control de la enfermedad. Se trata de aplicaciones que ayudarán a rastrear la propagación del coronavirus. El proceso es «el rastreo de contactos».
En estos momentos dos gigantes tecnológicos, Apple y Google, están trabajando en el desarrollo de este tipo de aplicaciones, que permitirían identificar a las personas que se han cruzado con una persona contagiosa para alertarles.
Los teléfonos móviles llevan a cabo un seguimiento de su ubicación a través de las señales de las antenas, del wi-fi, del GPS. Además, está el bluetooth, que permite conectar con otros dispositivos cercanos.
Esos datos de posicionamiento se pueden usar para monitorizar si sus usuarios mantienen el confinamiento y para rastrear sus contactos y ver si han estado cerca. Ello serviría para ver si han estado cerca de personas con el virus y alertarles para que se hagan un test o se pongan en cuarentena.
Los teléfonos inteligentes también pueden ser utilizados para realizar encuestas de salud o registrar sus historiales.
A través del bluetooth los móviles pueden registrar otros teléfonos que hayan estado cerca y monitorizar sus encuentros anteriores para así enviar alertas.
Ya funcionan
Hay países, como Snigapur, Israel y la India donde se están usando ya aplicaciones de este tipo. En Corea del Sur se usa ya la ubicación de los móviles para el rastreo de contactos y en Taiwan hay una aplicación para el seguimiento de las personas que están en cuarentena. China es el país que más ha utilizado esta tecnología en la lucha contra el COVID-19, con varias aplicaciones para el seguimiento y el control de la enfermedad.
En Europa Alemania lidera una iniciativa para englobar a todos los países de la UE en una misma plataforma para el rastreo de contactos.
Uno de los problemas con los que se han encontrado las tecnológicas Google y Apple es el alto consumo de batería que exigen las aplicaciones que se están probando. Por ello están estudiando cómo integrar estas aplicaciones directamente en el software de sus teléfonos para que no fuera necesario descargarse una aplicación.
El problema de la privacidad y la seguridad
Tanto Apple como Google son conscientes de los problemas sobre privacidad y seguridad que plantear estas aplicaciones, y coinciden en que sería necesario borrar los registros de los rastreos después de un mes. También en que solo tengan acceso a determinados datos los gobiernos: no a los datos de los contactos, sino solo los de las personas que hayan dado positivo en COVID-19.
Los defensores de la privacidad creen que esas bases de datos serán «una mina de oro» para los piratas informáticos y que también podrían suponer un abuso y una violación de los derechos de los ciudadanos en determinados casos.
Tampoco es posible obligar a la gente a ir con el teléfono móvil encima, ni a descargar determinadas aplicaciones, por lo que el proceso debería ser voluntario. El problema es que no sería útil si al menos el sesenta por ciento de los usuarios de móviles no los usan.