La ofensiva del presidente Bashar al-Assad provoca el mayor desplazamiento en siete años de guerra
Aproximadamente 55.000 niños sirios están en grave riesgo, incluso de morir por culpa de la falta de alimentos, tras la ofensiva iniciada por el ejército sirio, que ha provocado el mayor desplazamiento humano en siete años de guerra. Son datos ofrecidos por Unicef, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia.
Las fuerzas gubernamentales respaldadas por el poder aéreo ruso han barrido el sudoeste de Siria en el último mes en una de las campañas más rápidas de una guerra que se calcula que ha matado a cientos de miles de personas y desplazado a 11 millones.
La ofensiva ha colocado a unos 55.000 niños en la provincia de Al Quneitra cerca de la frontera con los Altos del Golán ocupados por Israel en riesgo de muerte, al no poder recibir ayuda humanitaria.
Además de la falta de alimentos, la población de esa zona, incluidos los niños, se enfrenta a los continuos bombardeos aéreos.
Unicef cuenta con informes que narran la muerte de menores por deshidratación, enfermedades transmitidas por el agua contaminada y picaduras de escorpiones y serpientes. La situación, de empeorar, podría derivar en una catástrofe humana.
La ofensiva ha provocado el desplazamiento de más de 270.000 personas, obligados a abandonar sus hogares en el suroeste de Siria, por culpa de los combates, según datos de ACNUR. Estos desplazados se enfrentan a duras condiciones de vida, sin suministro de alimentos, agua potable o refugio seguro. Tampoco cuentan con la posibilidad de asistencia humanitaria por la imposibilidad de las organizaciones de acceder a la zona.
Lo único que han podido hacer algunas ONG, como Save the Children, es entregar brazaletes a los niños para que puedan ser localizados por sus familias si durante la huida se separan.