Un año después del comienzo de la batalla para expulsar de Mosul al Estado Islámico (IS), unos 673.000 habitantes de la ciudad y sus alrededores siguen desplazados e incapaces de regresar a sus barrios destruidos. Más de la mitad de ellos pueden haber perdido sus documentos civiles oficiales, desde certificados de nacimiento hasta escrituras de propiedad, lo que hará que reconstruir sus vidas sea aún más difícil.
«La batalla de Mosul ha terminado, pero para cientos de miles de personas que huyeron de la ciudad, su sufrimiento y desesperación continúan», según la organización Consejo Noruego para los Refugiados, que trabaja en la zona con los desplazados. Muchos no podrán regresar a la ciudad durante un largo tiempo.
Una evaluación realizada en septiembre por el NRC entre los iraquíes desplazados de Mosul y sus alrededores encontró que el 53 por ciento de los encuestados no tenían documentación civil. La mayoría de los que viven fuera de los campamentos de desplazados no pueden pagar el alquiler de una vivienda.
Muchos de los niños están sin escolarizar porque no se registraron al no saber si iban a regresar o no. Las familias carecen de ingresos regulares, por lo que muchas familias no han tenido más remedio que poner a trabajar a sus hijos para lograr ingresos. También hay escasez de agua potable o servicios de salud. Muchas familias no se atreven a regresar a Mosul por la inseguridad o por la falta de medios de vida y otros han encotrado sus casas o medios de vida destruidos.