Las inundaciones provocadas por las lluvias han afectado hasta el momento a más de 9.600 familias y han causado al menos seis muertes en Bolivia. El desbordamiento del río Beni ha inundado amplias zonas. 64 municipios están en alerta naranja, 20 en estado de emergencia y 14 han sido clasificados como situación de “desastre”.
A diferencia de desastres o riadas sucedidos con anterioridad, en esta ocasión ha sido posible prever la crecida de las aguas, por lo que la población ha podido evacuar las zonas de más peligro. Aún así, se han registrado al menos seis muertes.
El principal problema con el que se encuentran las autoridades es garantizar refugio a las familias que se han visto obligadas a abandonar sus hogares. Los albergues están saturados, por lo que es necesario construir campamentos provisionales con tiendas de campaña. También se ha lanzado una petición de donación de alimentos y suministros básicos para los desplazados, aunque las autoridades no han solicitado todavía ayuda internacional.
Gracias a la previsión, se pudo evacuar a la mayor parte de las cabezas de ganado, evitando así graves pérdidas para los ganadores.
De momento, no hay un balance definitivo de daños, que se llevará a cabo cuando finalicen las lluvias, según han declarado las autoridades.