El traslado de la embajada de Guatemala a Jerusalén, una vergüenza más

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Joaquín Acevedo

Joaquín Acevedo* 

Durante estos últimos días he seguido con horror, indignación e impotencia la información acerca de los asesinatos de civiles palestinos desarmados, por parte del ejército de Israel, el cual ha reaccionado de forma brutal y totalmente desproporcionada a las manifestaciones de la población demandando el cese de la ocupación armada por Israel y el retorno de los refugiados palestinos (alrededor de 700.000 palestinos expulsados por las fuerzas armadas israelíes en 1948).

A este horror e indignación se ha sumado la vergüenza que he sentido como guatemalteco por el reciente traslado de la embajada de Guatemala a la ciudad de Jerusalén.

En el transcurso de una semana, el ejército israelí ha asesinado a 60 civiles y herido alrededor de 1,300 personas. Esta masacre se ha dado en la línea divisoria que separa la Franja de Gaza del territorio israelí y quedó claramente documentado que el ejército ha disparado a manifestantes desarmados y a jóvenes palestinos que arrojaban piedras a la valla que marca esta separación (1). 

Una vez más, el gobierno y ejército israelí han mostrado un total desprecio por las convenciones internacionales aceptadas por todas las naciones. Por desgracia esto no es nada nuevo, pues es larga la lista de violaciones al derecho internacional por parte de Israel, así como su incumplimiento a varias resoluciones de las Naciones Unidas.

Lo que sí que es nuevo es la forma en que el gobierno de Donald Trump está destrozando los consensos que con tanta dificultad se han ido forjando en la comunidad internacional, intentando resolver la problemática palestino-israelí.

Existe un consenso claro, acerca de que Israel es una potencia ocupante del territorio palestino, delimitado por la resolución de las Naciones Unidas y su “Plan para la Partición de Palestina” aprobado por la Asamblea de la ONU en noviembre de 1947. Este territorio ocupado incluye el lado este de la ciudad de Jerusalén, ocupada por el ejército israelí en la guerra de 1967. 

El hecho de que Israel sea potencia ocupante de Jerusalén Este y del territorio palestino ha sido reconocido por la Asamblea General de las Naciones Unidas, la Corte Internacional de Justicia y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. La persistencia de la ocupación israelí se considera una violación del derecho internacional. (2)

La anexión de Jerusalén Este por Israel no ha sido reconocida por ningún país y la población palestina y la Autoridad Nacional Palestina mantienen la demanda de que Jerusalén Este sea la capital del futuro estado palestino.

El Consejo de Seguridad de la ONU en su resolución 242  un hizo un llamado al establecimiento de una paz justa y duradera por mecanismos que incluían el retiro de las fuerzas armadas israelíes de los territorios ocupados y el respeto y reconocimiento de la soberanía, integridad territorial e independencia política de los estados de la zona, incluyendo al futuro estado palestino.

En su resolución 478 el Consejo de Seguridad de la ONU declaró la anexión de Jerusalén Este por Israel como “nula y carente de valor”. (4)

Así pues, es evidente que el futuro estatuto de Jerusalén Este como capital del futuro estado palestino, es una pieza clave en el proceso de paz que intenta poner fin a más de medio siglo de violencia y opresión en Palestina. Este proceso de paz es indispensable para que por fin llegue la tan ansiada Paz a Medio Oriente.

Sólo la ineptitud y prepotencia del actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pueden explicar una decisión tan torpe, como la de trasladar la embajada de su país de Tel Aviv a Jerusalén. Esta acción rompe el consenso internacional, humilla a la población palestina y anula totalmente el posible papel como mediador que Estados Unidos podría jugar en el proceso de paz. (5)

A la noticia en los titulares de todos los periódicos acerca del traslado de la embajada de Estados Unidos a Jerusalén, se ha sumado en letra pequeña y en las páginas interiores de algunos medios la noticia de que simultáneamente se traslada la embajada de Guatemala también de Tel Aviv a Jerusalén.

Este traslado se hizo efectivo el mismo día que el traslado de la embajada de Estados Unidos, el pasado 14 de mayo, el día anterior a la celebración de la Nakba (“desastre” en árabe), el 15 de mayo, día en que los palestinos conmemoran la expulsión de cientos de miles de personas de su tierra, día sumamente doloroso para el pueblo palestino, lo cual evidencia aún más la torpeza con la que se ha realizado esta acción. (6)

Quien no conozca el pasado reciente de Guatemala, se preguntará porqué el gobierno guatemalteco tomó semejante decisión. La respuesta está en la injerencia que durante años el estado y ejército israelí han tenido en Guatemala.

En los años 70 y 80, los peores años de los brutales gobiernos militares en Guatemala, la “tierra arrasada” y las violaciones a los Derechos Humanos cometidas por el ejército de Guatemala durante el conflicto armado que golpeó a este país, cuando incluso el gobierno de Estados Unidos suspendió la ayuda económica y de armamento al ejército de Guatemala, debido al escándalo de las masacres de cientos de aldeas indígenas y los miles de secuestros, desapariciones y torturas cometidas por los militares guatemaltecos, el estado israelí mantuvo un fuerte apoyo al ejército guatemalteco. De hecho, asesores militares israelíes apoyaron a dicho ejército y le surtieron de armamento. No extraña la asociación de ambos ejércitos con tan nefasto historial de crímenes contra la humanidad. 

Así pues, el ejército guatemalteco, el verdadero “poder tras el trono” desde hace décadas en Guatemala, tiene una deuda con el estado israelí. 

El cuadro lo completa el actual gobierno en Guatemala, con el presidente Jimmy Morales, inepto, manejado por políticos de derecha y militares, muy cuestionado por casos de corrupción, así como por intentar tapar estos escándalos tratando de expulsar del país al responsable de la comisión internacional  que ha investigado y llevado a los tribunales dichos casos.

Todo lo anterior explica que el actual gobierno guatemalteco tomara una decisión de este tipo: ganarse la voluntad del gobierno de Trump con un gesto que respalde la criticada decisión del traslado de la embajada y al mismo tiempo tener un gesto que seguro ha sido bien valorado por el gobierno israelí de Benjamín Netanyahu. 

El precio ha sido la vergüenza que estamos pasando los guatemaltecos y guatemaltecas, al ver que nuestro sufrido país es una vez más noticia, en un gesto de apoyo a un gobierno israelí con las manos manchadas de sangre y al peor presidente que ha tenido Estados Unidos en muchos años.

*Médico guatemalteco y español, miembro de la Sociedad Española de Medicina Humanitaria SEMHU

Notas

(1) “El ejército israelí mata a 55 palestinos y hiere a más de 2.000  en las protestas contra la embajada de EEUU en Jerusalén.” El Mundo 14 de mayo 2018. http://www.elmundo.es/internacional/2018/05/14/5af9480222601d70568b45c7.html
“Violenta actuación de Israel en Gaza según la ONU: “Muchos muertos estaban completamente desarmados” BBC 18 de mayo 2018. http://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-44175115
(2) Resolución ES10/L.22 de la Asamblea General de las Naciones Unidas
La Resolución ES10/L.22 de la Asamblea General de las Naciones Unidas declara el estatus de Jerusalén como capital de Israel como «nulo y sin valor».8​ La resolución fue adoptada por la la Asamblea General el 21 de diciembre de 2017.
(3) Resolución 242. Adoptada por unanimidad en el Consejo de Seguridad el 22 de noviembre de 1967. La resolución “exige la instauración de una paz justa y perdurable en Oriente Medio”, que pasa por “la retirada del ejército israelí de territorios ocupados y el “respeto y reconocimiento de la soberanía y la integridad territorial y la independencia política de cada Estado de la región, y su derecho a vivir en paz en el interior de fronteras reconocidas y seguras, al abrigo de amenazas y actos de fuerza”.
(4) Resolución 478 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas
Fue adoptada, con la única abstención de los Estados Unidos, por el Consejo de Seguridad el 20 de agosto de 1980, tras la aprobación de la Ley de Jerusalén por el Parlamento israelí el 30 de julio de 1980, que proclamó a la ciudad de Jerusalén, «entera y unificada», como capital de Israel. La resolución «censura en los términos más enérgicos» la Ley de Jerusalén y afirma que esta ley es una violación del derecho internacional y no afecta a la continua aplicabilidad en Jerusalén del Convenio de Ginebra relativo a la protección de personas civiles en tiempo de guerra. Además, determina que la Ley de Jerusalén y todas las demás medidas y actos legislativos y administrativos adoptados por Israel, la potencia ocupante, que han alterado o pretendan alterar el carácter y el estatuto de Jerusalén «son nulos y carentes de valor y deben dejarse sin efecto inmediatamente». La resolución «no reconoce» la Ley de Jerusalén y demás medidas de Israel y hace un llamamiento a todos los miembros de la ONU para que acaten esta decisión y para que retiren las representaciones diplomáticas que hayan establecido en Jerusalén. La resolución también afirma que la Ley de Jerusalén es un serio obstáculo para el logro de una paz completa, justa y duradera en el Oriente Medio.
(5) La Asamblea General de la ONU aprueba una moción contra la decisión de Estados Unidos de reconocer a Jerusalén como la capital de Israel.  http://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-42446206
(6) “La Liga Árabe condena el traslado de la embajada de Guatemala a Jerusalén”. La Vanguardia 17 de mayo de 2018. http://www.lavanguardia.com/politica/20180517/443643823286/liga-arabe-condena-el-traslado-de-la-embajada-de-guatemala-a-jerusalen.html

 

 

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