Miles de hogares destruidos y centenares de vidas perdidas
La lucha contra la pandemia por COVID-19 se está complicando en el sur de Asia por la llegada del monzón más destructor en años. Miles de casas destruidas, cientos de miles de personas sin hogar y cientos de muertos es el balance provisional de este fenómeno meteorológico, que está afectando especialmente a la India, Nepal y Bangladesh.
Solo en la India las lluvias han destruido miles de hectáreas de cultivos y han anegado más de 2.000 aldeas.
Organizaciones No Gubernamentales como Save the Children han expresado su preocupación. «Millones de personas se han quedado sin hogar y están durmiendo hacinados en lugares donde no se puede mantener la distancia social».
Tras años de degradación medioambiental y erosión las fuertes lluvias han desbordado cauces y provocado deslizamientos de tierras, convirtiendo este monzón, que lleva ya dos semanas, en el más destructor de las últimas décadas.
Un tercio de Bangladesh, uno de los países más pobres del mundo que, además acoge a más de 800.000 refugiados rohingya, está anegado. Hay comunidades enteras bajo el agua y no se conoce el número de víctimas. Además del ahogamiento, los mayores riesgos para la población son las mordeduras de serpientes y la falta de agua potable.
Según los datos de las organizaciones que trabajan en la zona, cada año que pasa los eventos climáticos son más violentos y destructivos, y a los monzones hay que añadir los ciclones, cada vez más frecuentes y violentos. En noviembre del año pasado en Bangladesh se declaró la emergencia climática, pero la falta de recursos está impidiendo tomar medidas para proteger a la población de estos fenómenos climatológicos, empeorados por la acción del hombre.