Los refugiados y solicitantes de asilo de Moria, en Lesbos, protestan por las condiciones en las que viven: más de 12.000 personas en un recinto preparado para 3.000
Héctor Alonso
Más de 12.000 personas viven en el campamento de Moria, en la isla de Lesbos. Se trata ya de la segunda «ciudad» en población de la isla. Este martes iniciaron una protesta para quejarse de las condiciones en las que viven, hacinados en un recinto preparado para albergar como máximo a 3.000 personas.
El pasado domingo se declaró un incendio en el campo en el que murió una mujer. Con ella ya son tres las personas que han fallecido en el campo en los últimos dos meses: en agosto murió un adolescente afgano en una pelea y un niño de cinco años, también afgano, murió en septiembre atropellado por un camión mientras jugaba en los alrededores del campo.
La manifestación, que trató de llegar a la capital de la isla, pero fue contenida por la policía, se convocó para protestar por las condiciones en las que viven. En un recinto preparado para acoger a un máximo de 3.000 personas están viviendo ahora 12.000 solicitantes de asilo, principalmente sirios, afganos e iraquíes.
En las pancartas figuraban acusaciones como «Moria es el infierno» o «Queremos seguridad y libertad». La policía antidisturbios les cortaron el paso a poca distancia de la entrada del campo.
Moria, situada dentro de una antigua base militar, abrió sus puertas en 2015 como centro para registrar a los migrantes y solicitantes de asilo que llegaron cruzando el Mediterráneo desde Turquía, pero ahora su población se ha cuadruplicado y se extiende más allá del antiguo recinto, por campos llenos de basura y barro.
Desde que la Unión Europea firmó el acuerdo con Ankara (2016) para cortar el flujo de refugiados y migrantes desde Turquía, a los solicitantes de asilo se les ha prohibido salir de cualquiera de los campamentos insulares griegos establecidos para procesarlos hasta que se evalúen sus solicitudes. Moria es uno de los cinco campos insulares que Grecia ha establecido para albergar a los solicitantes de asilo.
En Moria mucha gente se ve obligada a compartir las carpas, y las mujeres se quejan de la inseguridad. Las organizaciones que trabajan en el campo han descrito las condiciones higiénicas y sanitarias como «horribles», con más de 100 personas por cuarto de baño.
ACNUR, la Agencia de las Naciones Unidas para los refugiados ha calificado las condiciones de los campamentos insulares como «inadecuadas e inseguras», e «inhumano» obligar a las personas a vivir en esas condiciones mientras esperan su procesamiento, que puede prolongarse durante más de un año.
Sin embargo las condiciones aún pueden empeorar: desde septiembre más de 10.000 personas, en su mayoría afganas y sirias, han llegado a Grecia desde Turquía, el flujo más alto en los últimos tres años. También se han registrado ahogamientos de personas que trataban de llegar en frágiles embarcaciones.
Endurecer los controles y fronteras
La respuesta de Grecia ha sido el anuncio de un endurecimiento de la política de migración, con más controles fronterizos marítimos y terrestres y la deportación de 10.000 personas que no serán consideradas como merecedoras de refugio y asilo de las 75.000 solicitudes que se están tramitando actualmente y que podrían tardar más de un año en resolverse. La llegada del invierno podría llevar la situación a un punto de no retorno.