Bangladesh sigue siendo el principal destino para quienes huyen de la violencia en el sudeste asiático. Más de 900.000 rohingya han buscado refugio allí
El último informe de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) refleja que la mayoría de los refugiados del sudeste asiático son rohingya y la práctica totalidad de los mismos -906.500- viven en Bangladesh.
Este informe presenta las tendencias de los movimientos de refugiados en el sudeste asiático observadas por el ACNUR entre enero de 2018 y junio de 2019, destacando los graves riesgos que corren las personas para cruzar las fronteras internacionales a través de caminos irregulares. Reconociendo la diversidad de personas en movimiento en la región, este informe también arroja luz sobre varios grupos de migrantes económicos que viajan por las mismas rutas que los refugiados.
Tendencias
La mayoría de los refugiados que se desplazan por el sudeste asiático son rohingya, una minoría musulmana apátrida de Myanmar. Los rohingya sufren serias limitaciones a sus derechos humanos básicos en su país de origen, privándolos de oportunidades para llevar una vida digna y atenuando sus esperanzas de un futuro seguro. Desde agosto de 2017, 741.947 refugiados rohingya han huido a la vecina Bangladesh desde la parte norte del estado de Rakhine en Myanmar para escapar de la violencia y la persecución. En Bangladesh ya vivían decenas de miles de miembros de esa etnia, por lo que la cifra actual de refugiados en el país es de 906.500.
A fines de 2018 y 2019, la intensificación del conflicto entre el ejército de Arakan, un grupo armado budista étnico de Rakhine y las Fuerzas Armadas de Myanmar han provocado una creciente inseguridad en la parte norte del estado de Rakhine, desplazando a aproximadamente 22.000 personas más, que de momento no han buscado refugio en el país vecino.
En Bangladesh, el Gobierno, con el apoyo de la comunidad internacional, ha montado una respuesta multisectorial a gran escala a través del Plan de Respuesta Conjunta (JRP, por sus siglas en inglés) para abordar las necesidades humanitarias de unos 906.500 refugiados.
A pesar de estos esfuerzos, persisten los desafíos para los refugiados: las restricciones en las oportunidades de medios de vida y educación, la disminución del apoyo financiero para satisfacer las necesidades humanitarias, la frágil coexistencia pacífica con las comunidades de acogida y el período de tiempo incierto requerido para garantizar una solución sostenible en Myanmar.