El impacto económico de la mutilación genital femenina

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Además de ser una práctica contraria a los derechos humanos, supone un coste económico insoportable para muchos países, según la OMS

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha lanzado una herramienta para ayudar a los países a calcular el coste del tratamiento de niñas y mujeres que han sufrido mutilación genital femenina (MGF). Cada año se realizan centenares de miles de mutilaciones -actualmente más de 200 millones de niñas y mujeres viven mutiladas en todo el mundo-. Con esta herramienta la OMS quiere dar a conocer a los países donde aún se lleva a cabo esta práctica el coste que supone para sus economías.

Las complicaciones de la MGF provocan secuelas mentales y físicas, que incluyen hemorragias, infecciones crónicas, quistes y complicaciones en el parto potencialmente mortales.

Según la OMS tratar todas esas secuelas cuesta 1.400 millones de dólares anuales, un coste inasumible para muchas economías.

«La mutilación genital femenina no es solo una violación terrible de los derechos humanos que perjudica significativamente a millones de niñas y mujeres, sino que también es un drenaje para los recursos económicos vitales de un país», según Ian Askew, responsable de Salud Sexual y Reproductiva de la OMS.

Esta práctica, condenada en la mayoría de los países del mundo, pero que se sigue realizando muchas veces en la clandestinidad, se lleva a cabo normalmente antes de los 15 años, e implica la mutilación parcial o total de los genitales externos. En algunos casos, la abertura vaginal también se cose.

Esta nueva herramienta ha sido lanzada coincidiendo con el Día Internacional de Tolerancia Cero para la MGF y abarca 27 países, principalmente en África.

El coste en Egipto es de casi 870 millones de dólares y en Sudán de 275 millones de dólares. En algunos países el coste equivale al 30 por ciento de su gasto anual en salud, lo que pone de manifiesto que, además de suponer una violación de los derechos de las niñas y mujeres, es un coste elevadísmo para los escasos recursos dedicados a la salud.

Eso en cuanto a los costes económicos directos. Sin embargo, para la sociedad la MGF es aún más perjudicial, puesto que las niñas sometidas a ella se casan muy jóvenes, lo que limita su educación y su futuro y eso también supone un coste para el país. La MGF afianza la pobreza en las comunidades y frena significativamente el desarrollo económico de los países.

Los líderes mundiales se han comprometido a poner fin a la MGF para 2030, pero los datos de la ONU publicados hoy demuestran que las tasas en algunos países eran las mismas que hace 30 años. En Somalia, por ejemplo, se le hace a la práctica totalidad de las niñas.

La OMS ha calculado que el coste para la salud de la mutilación genital femenina aumentará en un 50 por ciento para 2050 si no se toman medidas.

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