La situación en la República Democrática del Congo se complica: un nuevo brote de ébola en medio de la lucha contra la COVID 19 y contra la epidemia de sarampión más grave del mundo
Héctor Alonso
La República Democrática del Congo (RDC), un enorme país con la extensión de España y Francia juntas y enormes recursos minerales, se está enfrentando en este momento a las tres epidemias más mortíferas: COVID-19, ébola y sarampión, con la complicación añadida de que muchos territorios son inaccesibles o inseguros por la presencia de grupos armados y guerrillas. El sarampión lleva más de un año sin control en el país y ha provocado más de 5.000 muertos, la mayoría niños.
Ahora se ha iniciado el undécimo brote de ébola desde que se conoció la enfermedad en 1976, en la región de Équateur cuando todavía no se ha declarado extinguido el décimo, que afecta a tres provincias -Kivu Norte, Kivu Sur e Ituri-. El 14 de mayo comenzó la cuenta de 42 días sin un solo caso necesaria para declarar un brote por finalizado, después de más de 1.700 muertos.
El gobierno de la RDC ha confirmado seis casos de ébola en la provincia de Équateur. Cuatro personas ha muerto y dos están siendo atendidas. Se prevé que según avancen las investigaciones epidemiológicas aparezcan más casos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha enviado un equipo a la zona para apoyar la respuesta.
Una de las preocupaciones es que el brote ha sucedido en una zona con una red de transporte de mercancías muy concurrida y fronteriza y el temor es que la enfermedad cruce fronteras.
La historia del ébola está ligada a este país desde que se identificó la enfermedad en la región del río Ébola en 1976. Es también el país en el que se empezó a probar la vacuna en mayo de 2018, durante el transcurso del noveno brote, en el que murieron 25 personas. Buena parte del territorio de la RDC, selvas densas, sirve de refugio a muchos animales transmisores de la enfermedad, por lo que la aparición de brotes es una constante.
