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La violencia yihadista que se ha extendido por el Sahel está poniendo a una generación en peligro, según el Programa Mundial de Alimentos
Tres países -Mali, Níger y Burkina Faso- tienen ya 860.000 desplazados y 2,4 millones de personas que necesitan ayuda alimentaria urgente
Héctor Alonso
Más de 860.000 personas desplazadas en los tres países africanos de la región del Sahel (Mali, Níger y Burkina Faso) y casi dos millones y medio de personas que necesitan ayuda alimentaria para sobrevivir son las consecuencias de la extensión de la violencia yihadista en la región, según el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU.
Los ataques contra la población civil y los secuestros han obligado a centenares de miles de personas a abandonar sus hogares y han destruido una economía agrícola y ganadera muy frágil y de subsistencia, ya muy deteriorada por las consecuencias del cambio climático, especialmente la sequía prolongada.
En los últimos años grupos vinculados con Al Qaeda y el Estado Islámico, que hasta ahora permanecían acantonados en áreas sin control en el norte de Mali, se han extendido hasta Burkina Faso y Níger, avivando conflictos étnicos locales y atacando a las fuerzas de seguridad.
La situación, hasta ahora ignorada por el resto del mundo, amenaza con convertirse en una crisis humanitaria gigantesca y así lo ha expresado el PMA en un comunicado: «El mundo aún no comprende completamente el alcance de la creciente crisis humanitaria en la región central del Sahel. Si no actuamos ahora para combatir el hambre toda una generación está en riesgo».
En total, 860.000 personas han sido desplazadas en los tres países y 2,4 millones necesitan asistencia alimentaria urgente, pero la falta de seguridad hace casi imposible hacer llegar la ayuda a la población que lo necesita.
Extensión de la violencia
En los últimos meses ha aumentado la presencia de tropas internacionales, pero la violencia se está extendiendo. El pasado lunes 24 soldados de Mali murieron y otros 29 resultaron heridos en una emboscada llevada a cabo por yihadistas. Se trata del tercer gran ataque contra el ejército en dos meses, con un resultado de más de 100 muertos, un incremento de la violencia respeto a otros años. En lo que va de 2019 han muerto ya 249 soldados en emboscadas y ataques.
En Burkina Faso también está creciendo la violencia yihadista. En los seis primeros meses del año murieron cuatro veces más civiles que en todo 2018. Un tercio del país es zona de conflicto y hay 480.000 desplazados, cifra que se espera que aumente hasta 650.000 a final de este año.
El problema ahora es cómo atender a todos esos desplazados en una región en la que no hay seguridad ni para los trabajadores humanitarios ni para los propios militares que deberían proteger la distribución de la ayuda.