Ébola en el Congo: cuando la vacuna y los tratamientos no son suficientes

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Con casi 3.000 casos y más de 2.000 muertos en la República Democrática del Congo, los expertos creen que es fundamental lograr la confianza de la población para contener la epidemia

Héctor Alonso

A pesar de la disponibilidad de una vacuna que ya está siendo usada y de tratamientos contra la enfermedad, la epidemia de ébola en la República Democrática del Congo (RDC) está lejos de ser controlada. La enfermedad ha causado ya casi 3.000 enfermos, de los que han muerto cerca de 2.000, una tasa muy alta de mortalidad.

La vacuna es eficaz y está disponible. También se ha demostrado la efectividad de dos tratamientos que se están usando. Sin embargo los expertos creen que en este escenario -un país enorme y sumamente inestable, con regiones inaccesibles y multitud de grupos armados que provocan grandes desplazamientos de población- lo fundamental es lograr la confianza de la población, algo que no está sucediendo. Así lo cree la Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja (FICR).

«Para que los tratamientos funcionen, la gente necesita confiar en ellos y en el personal médico que los administra. Esto llevará tiempo, recursos y mucho trabajo”, ha declarado Emanuele Capobianco, director de Salud de la FICR.

La desconfianza de la población significa que muchos enfermos retrasan o evitan ir a los centros de salud, lo que disminuye drásticamente las posibilidades de supervivencia, incluso administrándoles los nuevos tratamientos. También aumenta el riesgo de extender la enfermedad en su entorno (familia y cuidadores): el 42 por ciento de las alertas que recibe la Cruz Roja para enterrar a una persona procede de un hogar donde ya ha muerto una persona por la enfermedad sin recibir atención médica.

Las personas desconfían y tienen miedo de acudir a un centro donde son aislados y atendidos por desconocidos, algo que va en contra de sus tradiciones. También se resisten a abandonar los entierros tradicionales, que son otra fuente de contagios. Además hay que añadir la violencia que se vive en muchas comunidades y que convierte en un riesgo para la vida emprender un viaje para acudir a un centro de tratamiento.

Para Cruz Roja se trata de un desafío para cambiar conductas, más que médico.

Actualmente se están administrando dos nuevos tratamientos muy exitosos y que están curando de forma efectiva la enfermedad en los centros de tratamiento de Kivu Norte e Ituri. Si la población cobrara confianza y acudiera de forma temprana a esos centros podrían salvarse muchas vidas y reducir el riesgo de transmisión a sus familiares. Ese es el reto.

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