Crisis en Kos: una tragedia griega en directo
La crisis migratoria en la isla griega de Kos, uno de los destinos vacacionales del país, está alcanzando un punto crítico. Cientos de migrantes que han sido expulsados de los campamentos improvisados han sido encerrados en un estadio deportivo para ser registrados por las autoridades. Disponen de un acceso precario a los alimentos, agua o cuartos de baño.
Las condiciones son muy duras, según ha asegurado Médicos Sin Fronteras, cuyos miembros están atendiendo casos de desnutrición y agotamiento. La ONG dice que la policía está empleando mano dura para controlar la multitud. Mientras tanto, cada día llegan más migrantes en embarcaciones a las costas de esta y otras islas.
Las autoridades de Grecia están claramente abrumados por esta nueva ola de migración, especialmente en pequeñas islas como Kos. Más de 120.000 inmigrantes y refugiados han llegado a Grecia por vía marítima desde principios de año. En el último mes sólo a la isla de Kos, que cuenta con una población de 30.000 personas, han llegado cerca de 7.000 personas, la mayoría procedentes de Afganistán, Siria e Irak.
La semana pasada un barco que transportaba al menos 600 personas se hundió frente a la costa de Libia, lo que desató los esfuerzos internacionales de rescate y puso de nuevo el tema migratorio en el centro de atención de los medios. En el naufragio han desaparecido más de 200 personas.
El Director Europeo de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) Vicente Cochetel asegura que las instalaciones y medios de las islas griegas para hacer frente a esta oleada son «totalmente insuficientes», a pesar de ser ahora la principal puerta de entrada a la Unión Europea de los que huyen de la guerra de Irak y Siria. Los combates en Libia y el propagación del llamado Estado Islámico ha hecho que las rutas desde el norte de África a Italia sean ahora más peligrosas, por lo que Kos se ha convertido en la frontera europea de la crisis humanitaria.
Grecia no es ajena a la afluencia de migrantes y solicitantes de asilo, pero la situación se intensificó cuando se produjo un repunte en los recién llegados a las islas del mar Egeo en 2012. Ya entonces los menores no acompañados pasaban meses en centros de detención o se veían obligados a dormir en la calle, y en muchos casos eran víctimas de los abusos y la explotación.
A medida que la crisis financiera griega se afianzó, la sociedad griega se fue volviendo menos acogedora, hasta el punto de que algunas ONG locales advirtieron que la hostilidad podría crecer si no se disponía de medios para mejorar las condiciones de acogida de los que llegaban.
Grecia estaba mal equipada para albergar a cientos de miles de migrantes irregulares. La reforma de su sistema de asilo no entró en vigor debido a las medidas de austeridad del gobierno.
¿Han cambiado las cosas desde entonces?
Tres años más tarde, el partido de izquierda Syriza llegó al poder, su retórica pro-inmigración recibió apoyo popular y prometieron trabajar contra la demonización de los migrantes y posicionarse en contra de campos de detención o muros fronterizos. Siete meses después no han podido llevar su programa a cabo, mientras en islas tradicionalmente vacacionales como Kos o Lesbos, donde cada día llegan 150 migrantes, la situación está fuera de control.
Otro problema es que la dura negociación de Grecia con la Unión Europea por la deuda ha dejado fuera este problema. En junio los centros ya habían colapsados y la reacción del gobierno está siendo lenta para hacer frente a esta oleada masiva de migración.
La UE anunció nuevas propuestas mayo encaminadas a aliviar la presión sobre los Estados de primera línea, como Grecia e Italia mediante la reubicación de 40.000 solicitantes de asilo a otros Estados europeos a lo largo de más de dos años. Sin embargo, tras la anunciada iniciativa militar contra las redes, que han tenido poco éxito, la reubicación es una solución a corto plazo.
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