El brote de ébola en la República Democrática del Congo afecta más a las mujeres que a los hombres por su mayor protagonismo y responsabilidad social
El brote en el este de la República Democrática del Congo (RDC) es el segundo más grande del mundo y ha infectado a 663 personas hasta ahora, de las cuales han muerto 407. Cerca de dos tercios de los enfermos son mujeres, según acaba de publicarse en un informe de la Organización Mundial de la Salud, lo que contrasta con los datos de infección de epidemias anteriores, como la que afectó a Sierra Leona y Liberia, donde el porcentaje de hombres y mujeres enfermos era similar.
Estos datos han provocado la sorpresa de la OMS, cuya representante en África, Matshidiso Moeti, ha pedido que se investigue este fenómeno y que se haga desde una perspectiva de género y desde la antropología, algo que llevan reclamando muchos expertos en cooperación.
Las mujeres son las que cuidan de la comunidad
Este hecho se debe sobre todo a los diferentes roles de género en algunas zonas de la RDC. En la provincia de Kivu Norte, donde se está produciendo los contagios de ébola, las mujeres son líderes comunitarias y a menudo jefas de familia. Son las que cuidan a los enfermos, los llevan al hospital si es necesario y preparan los cuerpos para el entierro, lo que las expone a un mayor riesgo de infección. Las niñas son las que ayudan a sus madres con estas tareas, por lo que también presentan tasas de contagio más altas que los niños.
El ébola se propaga por contacto con fluidos corporales y causa fiebre hemorrágica con vómitos intensos, diarrea y sangrado.
Esto contrasta con otros países donde el ébola se convirtió en una epidemia, como Guinea, Sierra Leona o Liberia, donde es más común que los hombres acompañen a sus familiares al hospital, mientras que las mujeres cuidan a los enfermos, lo que hace que se equilibren las tasas de contagio.
Uno de los problemas a los que se enfrenta la lucha contra el ébola en Kivu Norte es la inseguridad provocada por los grupos armados. Muchos trabajadores de salud han sido atacados por la guerrilla y el acceso es inseguro y difícil. Las mujeres desconfían de los hombres, por lo que llevan todo el peso del cuidado de la enfermedad. También es una evidencia que las líderes locales son mucho más efectivas que los hombres para transmitir mensajes relacionados con la prevención de la enfermedad, por lo que los expertos insisten en que la mujer es fundamental si se quiere tener éxito en la lucha contra esta y otras enfermedades.
La directora de la OMS en África, Matshidiso Moeti, la primera mujer en ocupar ese cargo, dijo que el género debería desempeñar un papel más importante en el análisis de datos para los brotes de todas las enfermedades infecciosas. «Creo que realmente debemos tener esto en cuenta como parte fundamental de nuestro trabajo sobre las respuestas a los brotes», dijo.