La OMS condena los ataques y los califica como «ultraje» y «ataque contra los derechos humanos»
Miles de personas han quedado sin servicios médicos y de urgencia
La Organización Mundial de la Salud ha condenado los ataques contra cinco hospitales de Siria (tres en Aleppo y dos en Idleb), sucedidos entre los días 13 y 15 de este mes. Durante esos ataques murieron al menos dos personas y 19 resultaron heridas, incluyendo seis miembros del equipo médico. La OMS ha mostrado su preocupación por el hecho de que los ataques están aumentando tanto en frecuencia como en escala. A lo largo de este año se han documentado 126 ataques contra centros hospitalarios en todo el país.
Una de las instalaciones dañadas en Aleppo Occidental fue un hospital de trauma en primera línea. Otro era un hospital de trauma de segunda línea. Mensualmente, los tres hospitales realizaban más de 10.000 consultas y más de 1.500 cirugías mayores. Estos ataques han reducido seriamente la disponibilidad de servicios de salud en el norte de Siria y han supuesto una importante interrupción de las referencias de pacientes gravemente heridos y enfermos.
Los dos hospitales de Idleb proporcionaban casi 10.000 consultas al mes, así como más de 200 cirugías mayores y 600 partos. Uno de los hospitales era un hospital de referencia clave para la atención obstétrica integral de emergencia. Además, un ataque a una clínica móvil en el área de Jishr-Ash-Shugur de Idleb ha privado a más de 3.500 pacientes del acceso a la atención médica básica.
La OMS exige una vez más que todas las partes en el conflicto respeten la seguridad y la neutralidad de los trabajadores sanitarios, los servicios de salud y los suministros médicos. El patrón de los ataques indica que la atención de la salud está siendo deliberadamente atacada en el conflicto sirio, lo que supone esto es una violación del derecho internacional y un desprecio a los derechos humanos.
A medida que continúan los enfrentamientos en todo el país, el número de centros de salud destruidos o dañados por los ataques está aumentando, privando a miles de personas que necesitan atención médica urgente y esencial. La OMS ha calificado estos ataques como «un ultraje que pone muchas más vidas en peligro en Siria y priva a los más vulnerables -incluidos niños y mujeres embarazadas- de su derecho a los servicios de salud, justo en el momento en que es más necesario».