Centenares de miles de personas que han huido de la violencia en la República Democrática del Congo (RDC) necesitan ayuda urgente según han alertado once grandes ONG que trabajan en la zona. La mayoría de estas personas, en la provincia de Ituri, necesitan alimentos, agua, refugio y medicinas.
Cinco meses después del resurgimiento de la violencia en la RDC, un país afectado además por un brote de ébola y una epidemia de sarampión que ha matado a miles de personas, estos miles de desplazados se enfrentan a una época de escasez y carestía, con los precios de los alimentos disparados y a merced de las enfermedades prevenibles.
Las ONG firmantes del comunicado de alerta, entre las que se encuentran Oxfam y el Consejo Noruego para los Refugiados, la situación de los desplazados, terribles, se está deteriorando por la subida de los precios de los alimentos hasta un en 100 por cien, lo que está haciendo que cada vez más familias pasen hambre.
La mayoría de las personas que han sido desplazadas viven con familias de acogida vulnerables, empobreciéndolas aún más.Otros viven en hacinados en iglesias o escuelas, o en campamentos improvisados superpoblados y sin equipamiento sanitario, con retretes compartidos hasta por 500 personas. Tampoco hay agua potable, por lo que muchas personas enferman. Además la lluvia complica la situación por la falta de refugios adecuados. Estas condiciones hacen aumentar el riesgo de violencia sexual para mujeres y niñas.
Ataques de grupos armados
Desde mayo de este año cientos de personas han muerto por ataques de grupos armados en los territorios de Djugu y Mahagi, de donde han tenido que huir más de 360.000 personas y donde han sido quemadas aldeas. Las agencias de ayuda están pidiendo la protección de todos los civiles y el fin de la violencia. Casi todas las personas desplazadas con las que hablaron habían presenciado atrocidades, como decapitaciones de personas, incluidos niños y niñas. Hay desplazados que han perdido a todos los miembros de sus familias, masacrados por los atacantes.
El aumento de la violencia, que tiene múltiples causas complejas, ha reavivado las tensiones entre las diferentes comunidades, con consecuencias devastadoras. La gente ya no puede desplazarse a los mercados por temor a los ataques. Las cosechas también han sido abandonadas, la cuarta vez consecutiva, por lo que la economía familiar se ha hundido y la escasez está provocando hambre.
Corinne N’Daw, directora de país de Oxfam en la RDC, dice que «la situación es grave y muchos niños sufren de desnutrición. La mayoría de las personas han perdido todo lo que poseen y han sido testigos de horrendas atrocidades. Ahora se enfrentan a un dilema mortal: quedarse sin alimentos o arriesgar sus vidas para volver a sus campos».
Dado que las personas se encuentran dispersas a través de grandes distancias en áreas remotas, las 11 agencias dijeron que es extremadamente difícil llegar a todos los necesitados.
Martine Villeneuve, Directora de País del Consejo Danés para los Refugiados en alerta sobre la escasez de agua potable y refugio: “no hay suficiente agua limpia, comida o refugio y las instalaciones como baños, centros de salud y puntos de agua limpia están sobrepasadas. Con un gran número de personas que viven en condiciones de hacinamiento y niveles drásticos de desnutrición, la situación es propicia para una rápida propagación de enfermedades».
Debido a que hay muy pocos medicamentos disponibles, las enfermedades prevenibles como el sarampión, la malaria, la poliomielitis y las infecciones respiratorias se han disparado. En un campamento que Oxfam visitó en Kasenyi, donde muchas personas desplazadas vivían en condiciones de hacinamiento junto a una iglesia, tres niños habían muerto el día anterior y ocho más habían muerto en un mes.
Maureen Philippon, directora de país del Consejo Noruego para los Refugiados en la República Democrática del Congo, dice que «este nuevo gran desplazamiento está afectando a las personas que ya estaban luchando por recuperarse de los brotes de violencia anteriores. Muchos se han visto obligados a huir varias veces, volviéndose cada vez más vulnerables cada vez que son desarraigados de sus hogares y comunidades, y se ven obligados a abandonar sus pertenencias y medios de subsistencia».
Ahora también es el comienzo del año escolar en la República Democrática del Congo, pero muchas escuelas han sido quemadas o todavía se están utilizando como refugios para personas desplazadas. Muchos miles de niños pequeños desplazados a aldeas y campamentos rurales no pueden o no tienen fuerza para ir a la escuela.
Otro problema es la falta de financiación. A estas alturas de año la RDC solo ha recibido el 35 por ciento de los fondos necesarios, en un país donde 15,6 millones de personas padecen inseguridad alimentaria grave. La situación en Ituri es una de varias crisis humanitarias en este país, incluido el brote de ébola que se declaró como emergencia internacional hace tres meses.
Benjamin Vienot, Director de País de Acción contra el Hambre en la República Democrática del Congo, recuerda que «las agencias de ayuda no pudieron llegar a todos los que lo necesitaban durante la crisis en 2018 debido a la falta de fondos e inseguridad, lo que hizo que el acceso fuera extremadamente difícil. Ahora nos enfrentamos a una imagen igual o peor».