Los migrantes centroamericanos acampados junto a la frontera entre México y Estados Unidos afrontan la epidemia sin recursos sanitarios o sociales
Héctor Alonso
Los migrantes centroamericanos que malviven en el extenso campamento de Matamoros, junto a la frontera entre México y Estados Unidos, se preparan como pueden ante la posible extensión del COVID-19 sin apenas recursos de ningún tipo. Si llegara el caso, colapsarían el sistema de salud de la ciudad, según han denunciado las organizaciones que tratan de ayudarles.
En ese campamento, instalado junto a la orilla del río que separa ambos países, viven al menos 2.000 centroamericanos que llegaron andando desde sus países -Honduras, Guatemala y El Salvador, principalmente- y no pudieron atravesar la frontera o volvieron de Estados Unidos para solicitar asilo o refugio en las oficinas fronterizas tras las medidas impuestas por Trump.
Las condiciones en las que viven son muy precarias, con un saneamiento inadecuado. La gripe o los resfriados se extienden rápidamente cuando aparecen. Las organizaciones humanitarias creen que lejos de disminuir, este tipo de asentamientos aumentarán.
Vulnerables
Las poblaciones de migrantes en todo el mundo, que a menudo carecen de asistencia sanitaria y la capacidad de aislarse en un hogar, se consideran entre las más vulnerables a la propagación del coronavirus. En el caso de Matamoros, ni siquiera podrían contar con recursos adecuados en una ciudad que tiene más de medio millón de habitantes y en sus cinco hospitales públicos solo hay once camas de UCI y 25 respiradores. La ciudad, de hecho, no está preparada para atender a su propia población si la epidemia se extiende.
De momento solo se han registrado tres casos en el Estado (Tamaulipas), y ningún sospechoso entre los solicitantes de asilo. En todo el país hay 251 casos confirmados.
Los críticos al gobierno, entre ellos el prestigioso exministro de Sanidad mexicano y profesor Julio Frenk, dicen que México no está preparado para atender a los migrantes y tampoco a la población general.
Vacunas contra la gripe
Las autoridades sanitarias han vacunado a los migrantes contra la gripe y les han repartido información sobre la higiene adecuada y los síntomas de la enfermedad por coronavirus. Si sospechan que tienen la enfermedad deben aislarse en sus tiendas de campaña y esperar al resultado de las pruebas, que tienen que mandarse a la capital para su análisis. Los casos confirmados que requieran hospitalización serían trasladados a la ciudad de Reynosa, que tiene unos medios hospitalarios similares a los de Matamoros. Los demás deben permanecer aislados en sus tiendas.
Otras medidas de prevención, como el distanciamiento social, es prácticamente imposible de mantener en estos campamentos, con las tiendas de campaña muy cerca unas de otras.
Sin embargo, ya hay iniciativas para mejorar la asistencia médica. La ONG norteamericana Global Response Management quiere instalar un hospital de campaña con 20 camas y equipos formados por cinco médicos. Sin embargo, sus voluntarios podrían tener problemas para atravesar la frontera.