El segundo de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (UNOCHA), Stephen O´Brien, ha emitido un comunicado expresando su alarma tras el cierre de Castellano Road, la última vía de acceso a la parte oriental de la ciudad siria de Alepo, que ha dejado aisladas a cerca de 300.000 personas que están «en riesgo de asedio», con reservas de alimentos para tres semanas y decenas de heridos y muertos por los bombardeos.
El alto funcionario de la ONU ha recordado que los equipos humanitarios no han podido acceder a esa zona de la ciudad desde que comenzaron los combates el pasado 7 de julio. Desde esa fecha se han disparado centenares de proyectiles de mortero y misiles, provocando un número indeterminado de muertes y centenares de heridos, incluyendo decenas de niños.
Los hospitales y otras infraestructuras civiles también se han visto afectadas por los combates. El pasado 16 de julio un hospital de esa zona de la ciudad fue bombardeado y numerosos miembros de su personal resultaron heridos. Se trata de la tercera vez que ese hospital es castigado por la artillería, a pesar de que la Comunidad Humanitaria internacional ha reiterado en numerosas ocasiones que el personal médico y las instalaciones no deben ser atacados, según el derecho internacional humanitario.
Esta situación puede llevar a que los alimentos en el este de Alepo se agoten a mediados del próximo mes, por lo que es una prioridad restablecer el acceso a esa zona de la ciudad de los convoyes de Cruz Roja. Además de alimentos se necesitan medicinas, otros suministros médicos y combustible.