AI dice que los rebeldes rohingya también cometieron masacres

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Un informe de Amnistía Internacional revela que grupos armados rohingya cometieron al menos dos matanzas de hindúes en Rakhine (Myanmar)

Héctor Alonso

Un grupo armado rohingya (Ejército de Salvación Rohingya, ARSA) es responsable de al menos una matanza (53 víctimas) y sospechoso de haber asesinado en una segunda masacre a 99 personas más, incluidas mujeres y niños hindúes. También fue responsable de ataques y secuestros durante el mes de agosto de 2017, según un informe elaborado por Amnistía Internacional tras llevar a cabo una investigación en el estado de Rakhine (Myanmar) donde vivía la mayoría de rohingya hoy refugiados en Bangladesh.

Con documentación y testimonios recogidos en decenas de entrevistas realizadas en el terreno y en Bangladesh, así como evidencia fotográfica analizada por patólogos forenses, la organización reveló cómo los combatientes del Ejército de Salvación Rohingya (ARSA) sembraron el miedo entre los hindúes y otras comunidades étnicas con estos ataques brutales, provocando desplazamientos de población e incluso secuestrando personas.

«Es difícil ignorar la brutalidad de las acciones de ARSA, que han dejado una impresión indeleble en los supervivientes con los que hemos hablado. La rendición de cuentas por estas atrocidades es tan crucial como lo es para los crímenes de lesa humanidad llevados a cabo por las fuerzas de seguridad de Myanmar”, dice AI. 

Masacre en Kha Maung Seik

Alrededor de las 8 de la mañana del 25 de agosto de 2017, ARSA atacó a la comunidad hindú en la aldea de Ah Nauk Kha Maung Seik, en un grupo de aldeas conocidas como Kha Maung Seik en el norteño municipio de Maungdaw, y vecinos de comunidades rohingya, de religión musulmana. En esa zona también viven budistas, que son, de hecho, mayoría.

Según el informe, hombres armados vestidos como aldeanos rohingya reunieron a docenas de mujeres, hombres y niños hindúes. Les robaron, ataron y les vendaron los ojos antes de llevarlos a las afueras del pueblo, donde separaron a los hombres de las mujeres y los niños pequeños. Unas horas más tarde, los combatientes de ARSA ejecutaron a 53 prisioneros, empezando por los hombres.

Ocho mujeres hindúes y ocho de sus hijos fueron secuestrados y perdonados, después de que combatientes de ARSA obligaron a las mujeres a aceptar la «conversión» al Islam. Los supervivientes se vieron obligados a huir con los combatientes a Bangladesh varios días después. Posteriormente, en octubre del pasado año fueron identificados en Bangladesh y repatriados a Myanmar con el apoyo de las autoridades de Bangladesh y Myanmar.

Otros testimonios indican que un grupo armado de rohingya habría cometido una segunda masacre, con 99 víctimas, en el mismo estado.

Los testigos han relatado que muchos de los asesinados fueron ejecutados con machetes, cuchillos o al golpes. 

Según una lista detallada de los muertos, entregada a Amnistía Internacional, las víctimas de Ah Nauk Kha Maung Seik incluyen 20 hombres, 10 mujeres y 23 niños, 14 de los cuales tenían menos de 8 años. Esto es consistente con los múltiples testimonios que la organización reunió tanto en Bangladesh como en Myanmar, de supervivientes y testigos, así como líderes de la comunidad hindú.

El mismo día desaparecieron todos los habitantes de la aldea de Ye Bauk Kyarlos (46 hombres, mujeres y niños hindúes). Los miembros de la comunidad hindú creen que fueron asesinados por ARSA, con lo que el número de asesinados sería de 99.

Los cuerpos de 45 personas de Ah Nauk Kha Maung Seik fueron desenterrados en cuatro fosas comunes a finales de septiembre de 2017. Los restos del resto de las víctimas de esa aldea, así como los 46 de Ye Bauk Kyar, no se han encontrado hasta la fecha.

Otros ataques contra hindúes

Amnistía Internacional también ha documentado la participación de ARSA en otros homicidios y ataques violentos contra miembros de otras comunidades étnicas y religiosas.

El 26 de agosto de 2017, miembros de ARSA asesinaron a seis hindúes, dos mujeres, un hombre y tres niños, e hirieron a otra mujer hindú en las afueras de la ciudad de Maungdaw, cerca de la aldea de Myo Thu Gyi.

Kor Mor La, de 25 años, fue una de las dos mujeres que sobrevivieron al ataque, junto con cuatro niños. Su marido Na Ra Yan, de 30 años, y su hija de cinco años Shu Nan Daw fueron asesinados. «Las personas que nos dispararon estaban vestidas de negro. Mi esposo fue asesinado a mi lado. Me dispararon y quedé inconsciente”.

Los homicidios se produjeron pocos días después de que los combatientes de ARSA desataran una serie de ataques contra unos 30 puestos de seguridad en Myanmar el 25 de agosto de 2017, lo que provocó una campaña de violencia ilegal y desproporcionada por parte de las fuerzas de seguridad de Myanmar. Amnistía Internacional y otras organizaciones han documentado cómo esta campaña estuvo marcada por asesinatos, violaciones y otros actos de violencia sexual, tortura, incendios en las aldeas, tácticas de inanición forzadas y otras violaciones de derechos humanos que constituyen crímenes contra la humanidad en virtud del derecho internacional. Más de 693.000 personas de etniar rohingya se vieron obligadas a huir a Bangladesh, donde aún permanecen.

Decenas de miles de personas de otras comunidades étnicas y religiosas también se convirtieron en desplazadas dentro del estado de Rakhine. Aunque la mayoría ha regresado a sus hogares, algunos continúan viviendo en refugios temporales, ya sea porque sus casas fueron destruidas o porque temen nuevos ataques de ARSA si regresan a sus aldeas.

Investigaciones independientes

«Los ataques de ARSA fueron seguidos por la campaña de limpieza étnica del ejército de Myanmar contra la población rohingya en su conjunto. Ambos deben ser condenados: las violaciones de los derechos humanos o los abusos de un lado nunca justifican abusos o violaciones del otro», dijo Tirana Hassan, responsable de AI. «Todos los supervivientes y las familias de las víctimas tienen derecho a la justicia, la verdad y la reparación por el inmenso daño que han sufrido».

En una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU la semana pasada, el representante permanente de Myanmar criticó ante la ONU que sólo se está escuchando a un lado y no se reconocen los crímenes  cometidos por ARSA, la guerrilla rohingya. Desde AI responden diciendo que no se puede criticar a la comunidad internacional por ser parcial y al mismo tiempo negar el acceso al norte de Rakhine. No será posible conocer todo lo que ha sucedido allí mientras los investigadores independientes de derechos humanos no puedan acceder sin restricciones a esa zona.

 

 

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