Estaban aislados antes del incendio pero ahora las autoridades griegas les han perdido el rastro
Héctor Alonso
Una de las grandes preocupaciones del gobierno griego en este momento es que al menos 35 migrantes que permanecían aislados antes del incendio del campamento de Moria, en Lesbos, por ser positivos a COVID-19 «no están localizados». Es decir, se les ha perdido la pista.
Tras el incendio las más de 12.000 personas que vivían en el abarrotado campamento, entre las que hay 400 menores sin familia, están durmiendo al raso, aunque el gobierno griego ha empezado a acomodarlas en tiendas de campaña en el puerto de Mitilene.
Justo antes del incendio se habían aislado a 35 personas que habían dado positivo al COVID-19. El caos posterior al incendio, con las 12.000 personas durmiendo donde pueden, ha hecho que no se tenga localizados a estas personas. En las circunstancias actuales, sin acceso a saneamientos adecuados ni posibilidad de guardar distancia de seguridad, complica muchísimo la situación sanitaria de esas 12.000 personas y el temor es que la enfermedad se propague entre los migrantes y solicitantes de asilo.
El gobierno de Grecia se ha comprometido a construir un nuevo centro permanente para los migrantes y solicitantes de asilo en Lesbos, que reemplazará el campo de Moria, algo que los migrantes rechazan: quieren ser trasladados al continente. Sin embargo, el primer ministro griego, Mitsotakis, ha querido dejar claro que el nuevo campamento, «centro de recepción e identificación permanente», que es como se denomina oficialmente, «se construirá» sí o sí, y se pedirá la colaboración de la Unión Europea.
El gobierno griego ha asegurado que todos los migrantes serán alojados temporalmente en tiendas de campaña. Otra historia será localizar a los casos positivos por COVID-19 y asegurarse de que la enfermedad no se haya propagado.