Sudán: claves después de la independencia del sur La publicación de los resultados del referéndum por la independencia histórica del sur de Sudán, apoyada por más del 98 por ciento de los votantes, ha emplazado la fecha para que ésta se haga efectiva el 9 de julio de este año. Sin embargo, aún quedan aspectos importantes que no se han resuelto y que deberían ser abordados por los dos partidos en el poder, el Partido del Congreso Nacional (PCN), del norte, y Liberación Popular de Sudán, en el sur. A este respecto, el Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, ha pedido a la comunidad internacional apoyo para el el país logren una mayor estabilidad y desarrollo. En Estados Unidos Barak Obama ha celebrado el éxito del referéndum y ha instado al norte y al sur para llegar a acuerdos. |
Sudán refugiados del Sur esperando la evacuación en el Norte. Reuters Martin Karimi, Comisión Europea. |
La relación conflictiva entre ambas partes se está suavizando gracias a la aceptación de los resultados por parte del presidente Omar al-Bashir, pero los observadores señalan que el progreso en las negociaciones hasta el momento ha sido lenta, con acusaciones por parte del sur de obstaculizar el proceso.
Las cuestiones clave que tendrán que ser negociadas antes de la fecha de separación del país en dos nuevos Estados son las siguientes:
Región de Abyei. Se trata de una región fronteriza, que debe decidir si forma parte del norte o del nuevo Estado que surgirá en el sur. Se trata de una zona, habitada por dinkas, a la que la comunidad misseriya, perteneciente al norte, lleva a pastar su ganado. Las autoridades del sur dicen que sólo los residentes permanentes deben poder votar.
Petróleo y agua. Tanto la economía del norte como la del sur dependen fuertemente del petróleo que se extrae del sur (supone el 98% de los ingresos del sur). Por tanto, debe de lograrse un acuerdo que contemple el reparto de ese recurso. Las reservas de petróleo se encuentran principalmente en el sur, pero los oleoductos transportan el crudo al norte. Éste es un hecho que, para muchos observadores, obligará a la firma de un acuerdo beneficioso para ambos Estados.
Otro aspecto importante será la distribución del agua del Nilo, contemplada muy de cerca por Egipto, que teme –y se opone- a la construcción de presas.
Deuda. Sudán tiene actualmente una deuda enorme para sus recursos, estimada en 38.000 millones de dólares. El sur dice que buena parte de esa deuda fue creada por la política armamentística de Jartum durante la guerra civil que ha mantenido el norte contra el sur entre 1983 y 2005. El gobierno del norte ha solicitado la condonación de la deuda para poder obtener nuevos préstamos y espera que el sur asuma una parte de lo que se debe.
Ciudadanía. Otra cuestión a resolver será la nacionalidad de los hasta ahora sudaneses del norte que viven en el sur y viceversa. Sólo en Jartum hay centenares de miles de personas originarias del sur. El problema es que las autoridades del norte no aceptan la posibilidad de una doble nacionalidad, mientras que las autoridades del sur son partidarias de que la gente desplazada pueda elegir la nacionalidad.
Fronteras. No hay una delimitación clara de las fronteras entre el norte y el sur, y las negociaciones se basan en mapas de la época colonial. Otro problema es que en la zona fronteriza hay importantes yacimientos petrolíferos y de minerales, con lo que la negociación se prevé complicada.
Además de estas cuestiones, ambos estados deberán enfrentarse a problemas comunes. Por ejemplo, los repatriados. Durante los últimos tres meses, más de 180.000 personas han regresado al sur, desde el norte, añadiendo presión a comunidades que tienen graves dificultades para salir adelante. El referéndum no ha dejado atrás los principales problemas humanitarios y de desarrollo ya crónicos en el país. Otras 22.000 personas, según algunas organizaciones, se hacinan en los alrededores de Jartum esperando poder ser transportados al sur.
Violencia. A pesar de que el proceso de referéndum se celebró en paz. Aún hay riesgo de conflicto en el sur. A principio de este mes de febrero, se han sucedido enfrentamientos entre facciones armadas en el sur. Y las autoridades sureñas han sido acusadas de suministrar armas a los rebeldes de Darfur en lucha contra el norte, mientras que el norte ha sido acusado de apoyar a las milicias que combaten contra las autoridades del sur.
Economía. La economía de Sudán necesita imperiosamente divisas, hay una elevada inflación y la libra sudanesa ha caído en su cotización. La elevación de los precios de los alimentos básicos está afectando aún más a los más pobres. Otro factor de preocupación para el gobierno musulmán del norte, es la reciente oleada de levantamientos populares en el Magreb y en Egipto. Ambos Estados deberán fijar su moneda: mantener la libra sudanesa o crear una nueva moneda.
La construcción de una identidad sur. Sin un enemigo común del norte, muchos temen que estallen conflictos en el sur, mucho menos homogéneo étnicamente que el norte.
Lucha contra la corrupción. El sur de Sudán se apoyará en los donantes internacionales para reconstruir un país en ruinas después de décadas de guerra, pero tendrá que asegurarse de que fortalece sus esfuerzos para frenar la corrupción, si quiere obtener apoyo financiero internacional.
Darfur. La región occidental devastada por la guerra sigue siendo una gran preocupación con el conflicto permanente. Jartum se ha retirado de las conversaciones de paz y regresó a la lucha contra los rebeldes. Sólo se ha firmado un convenio con el Ejército de Liberación de Sudán (SLA), facción de Minni Minnawi. Algunos temen que la independencia del sur alentará a los rebeldes para aumentar sus demandas contra Jartum.
Kordofan Sur y el Estado del Nilo Azul. Han sido zonas de batalla durante la guerra civil. Ambas regiones se encuentran en el norte, estas dos zonas de transición se encuentran en el norte, pero buena parte de su población apoya al sur.
Elaborado con información procedente de IRIN, Oficina de Naciones Unidas