Casi dos mil refugiados, incluyendo al menos trescientos niños, corren riesgo de muerte por congelación e hipotermia, según ha denunciado Save the Children. Atrapados en la capital serbia, Belgrado, los niños están durmiendo en alojamientos improvisados, como edificios o fábricas abandonadas, a temperaturas inferiores a los catorce grados bajo cero, mientras esperan el acceso a Hungría. Los edificios abandonados donde se alojan refugiados y migrantes tienen techos altos, ventanas rotas, no hay calefacción y no hay instalaciones sanitarias.
Durísimas condiciones de vida
Los niños están haciendo las camas con periódicos para mantener el calor, y sin cocinas, tienen que encender fuegos con cualquier material disponible, lo que provoca humos tóxicos. A medida que las condiciones empeoran, el número de refugiados que intentan cruzar la frontera está aumentando. Al menos han muerto ya 61 personas a causa del frío.
Estos refugiados y migrantes proceden de Afganistán, Irak, Siria y Pakistán, y aguardan a que sus solicitudes para asilarse en Hungría sean respondidas. Esto determinará si están o no entre las diez personas por día que se les permite viajar a Hungría desde ese punto de control. Atravesar la frontera es imposible, ya que Hungría la blindó con alambradas de concertinas.